Virtuosismo flamenco


Discos Flamencos
Víctor Monge “Serranito”
Hispavox (1971)
Carlos Ledermann


Siguiendo con la mirada retrospectiva que siempre es bueno dar a discos aparecidos hace largo tiempo pero que no por ello pierden valor y trascendencia, ahora abordamos este disco de Víctor Monge “Serranito” que lleva por título “Virtusismo Flamenco”, sí, tal como lo lee: “Virtusismo” y no “Virtuosismo” (¿..........?).

Aparecido en 1971, cuando ya Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar hacían también sus travesuras conformando este trío de patriarcas indiscutibles de la guitarra flamenca de los que todos hemos bebido, cuando no abiertamente mamado en las décadas posteriores y hasta hoy mismo.

El álbum se abre con un taranto titulado “Presagio”, en el que “Serranito” plasma todas aquellas virtudes que llevaron a decir de él que era “el que tocaba más difícil” de su tiempo. La velocidad en la combinación de pulgar-índice en el pasaje final, en tres tiempos, combinada con picados y arpegios vertiginosos, da buena cuenta del lenguaje musical con que Víctor Monge expresaba su manera de entender la guitarra y de sentir la música flamenca en esa etapa de su carrera artística.

El segundo corte, la bulería “Alborada Jerezana”, grabada en complicidad con las guitarras de Luis “Habichuela”, Felipe Maya, el británico Ian Davies y José Ortega, tiene un sonido que nos recuerda inevitablemente el de los temas que Paco de Lucía grabara con otros tantos guitarristas en su disco “Recital de Guitarra” que, curiosamente, también aparece en 1971. Lo mismo sucede con los campanilleros de la pista 4, el tema “Gitana” dedicado a la memoria de Carmen Amaya, en la pista 7 y el zapateado “Planta y Tacón” de la pista 9. Con los años, esta modalidad de grabación tan poblada de guitarras, ha desaparecido por completo y nosotros, con el mayor respeto, preferimos escuchar al maestro en solitario y comentar de modo especial los temas en que está él y su Ramírez.

Proseguimos, por tanto, con la pista 3 y este popular “Romance del Pastor” que “Serranito” arreglara con acierto por seguiriya, que interrumpe repentinamente con aires de bulería y remata de manera lenta, casi reflexiva.

“Las Tres Morillas”, otro aire popular, nos muestra algunas armonizaciones de gran atractivo y muy propias del la forma de redactar un arreglo en la época de aparición de este disco, con terceras y sextas como intervalos predominantes.

“Inspiración” es el título de unas soleares maravillosamente clásicas y adornadas con profusión de arpegios que “Serranito” pareciera dejar salir del interior de su guitarra de manera despaciosa, con algún alarde de ligados y sin mayores complicaciones en la armonía, como una eterna gran cadencia frigia que no acabara de girar, apurando el final de manera vertiginosa y contundente.

Las alegrías “Llegando al Puerto”, en la pista 8, son una delicia en Mi mayor. Con esa ornamentación abundante en esta forma de alegrías lentas y pasajes en modo menor, con trémolo incluido, constituyen una pieza refrescante que huele a mar y a fino en copa empañada.

“Aires de Almería” es el fandanguillo con que “Serranito” cierra esta muestra de incuestionable virtusismo flamenco y deja su impronta a disposición de las generaciones de guitarristas que vendrían en los años posteriores.

Hoy, vemos que muchos guitarristas jóvenes aseguran escuchar mucho a Montoya, a Sabicas, a Niño Ricardo, y dicen que estudian sus falsetas con detención casi pedagógica y evidentemente se trata de excelentes opciones y grandes finalidades, pero nos permitiremos sugerir, cuando no aconsejar, que también echen mano a este disco, a este repertorio y esta manera de hacer música flamenca, porque el “Serranito” de esa época (y de todas las épocas, claro está) es un referente singular en materia de construcción de las obras y del tratamiento de los aires populares, que no debe dejarse al margen a la hora de revisar ese gran patrimonio de la guitarra flamenca, del que todos nos alimentamos antes, ahora mismo y pa’ los restos.