Disco rociero con apóstrofo extranjero incorporado, con cierto sentido ortográfico eso sí, no como el típico “Bar Pepe´s”. Sevillanismo de folklore moderno.
Nos encontramos ante un disco con ecos rocieros. O sea con letras de tipismos cantadas en pequeño coro y acompañadas por guitarra y sintetizador. Y el empaste de estos elementos no me convence a lo largo de las diez creaciones que componen el disco: las letras son juegos florales previsibles, la entonación vocal (siempre sobrevolada por el rocierismo de las sevillanas) no acaba de convencerme y la música tan sólo ejerce como necesario colchón musical.
Hasta aquí todo puede parecer una dura crítica al arte de este dúo. Y sí, lo es, porque considero la crítica como un bien necesario en el arte, dado que la gente cercana a los artistas no acostumbra a ser duro con ellos, por comedimiento, educación o por miedo. Pero es fundamental para un artista el tener la ocasión de oír disidencias sinceras, y sin acritud, sobre su arte, para poder mejorarlo o reafirmarse en él con aún mayor convencimiento.
No faltará un amplio público volcado en el estilo musical que aborda este disco, colindante con el flamenco, como hay un público aficionado a otros estilos musicales muy específicos (marchas saeteras, dodecafonismo o música religiosa del Tíbet) pero yo creo que el mayor pecado de este disco es el de no aportar al género, no sobresalir con personalidad propia. Marcar la diferencia, aún dentro de su parcela.
Al oír el disco, la impresión que me suscita es la de ser un ejercicio de complacencia o de aprendizaje musical. Y eso está muy bien si somos conscientes de tal circunstancia, y en ella lo enmarcamos.
Lo que más me ha gustado del disco han sido algunas pinceladas de una guitarra flamenca tocada de una manera naif (perdóneseme lo pedante, o la aplicación de nuevos adjetivos al flamenco) en el penúltimo corte, titulado “Triana”. También es interesante la orquestación con intrumentos de cuerda (sintetizados o de madera, lo ignoro) en un par de cortes del disco.
En reumen, un disco dirigido a un público muy específico, y que espero que sirva como un útil primer escalón, en su trayectoria artística, para la consecución de cimas más altas.
Nos encontramos ante un disco con ecos rocieros. O sea con letras de tipismos cantadas en pequeño coro y acompañadas por guitarra y sintetizador. Y el empaste de estos elementos no me convence a lo largo de las diez creaciones que componen el disco: las letras son juegos florales previsibles, la entonación vocal (siempre sobrevolada por el rocierismo de las sevillanas) no acaba de convencerme y la música tan sólo ejerce como necesario colchón musical.
Hasta aquí todo puede parecer una dura crítica al arte de este dúo. Y sí, lo es, porque considero la crítica como un bien necesario en el arte, dado que la gente cercana a los artistas no acostumbra a ser duro con ellos, por comedimiento, educación o por miedo. Pero es fundamental para un artista el tener la ocasión de oír disidencias sinceras, y sin acritud, sobre su arte, para poder mejorarlo o reafirmarse en él con aún mayor convencimiento.
No faltará un amplio público volcado en el estilo musical que aborda este disco, colindante con el flamenco, como hay un público aficionado a otros estilos musicales muy específicos (marchas saeteras, dodecafonismo o música religiosa del Tíbet) pero yo creo que el mayor pecado de este disco es el de no aportar al género, no sobresalir con personalidad propia. Marcar la diferencia, aún dentro de su parcela.
Al oír el disco, la impresión que me suscita es la de ser un ejercicio de complacencia o de aprendizaje musical. Y eso está muy bien si somos conscientes de tal circunstancia, y en ella lo enmarcamos.
Lo que más me ha gustado del disco han sido algunas pinceladas de una guitarra flamenca tocada de una manera naif (perdóneseme lo pedante, o la aplicación de nuevos adjetivos al flamenco) en el penúltimo corte, titulado “Triana”. También es interesante la orquestación con intrumentos de cuerda (sintetizados o de madera, lo ignoro) en un par de cortes del disco.
En reumen, un disco dirigido a un público muy específico, y que espero que sirva como un útil primer escalón, en su trayectoria artística, para la consecución de cimas más altas.