Trimilenaria


Discos Flamencos
David Palomar
DP-Dezza Prod., 2008
Paco Vargas


David García Palomar, nació en 1977 en el Barrio de la Viña (Cádiz). Apenas con 17 años comienza a subirse a los escenarios e inicia su actividad profesional en el mundo del flamenco. Desde entonces su carrera como profesional sigue ganando enteros a base de trabajo y afición, imprescindibles hoy como ayer para llegar a ser alguien en este mundo flamenco que disfrutamos.

Si su primera experiencia musical la tuvo con “Levantito”, grupo de fusión de la época de “El Barrio”, como cantaor flamenco se estrenó con la bailaora Pilar Ogalla, en cuya academia cantó por primera vez. Allí comenzó a aprender los cantes para bailar. Después vendrían Javier Barón, Carmen Cortés y Gerardo Núñez, Isabel Bayón, Javier Latorre, Ángeles Gabaldón, El Güito o Cristina Hoyos –con la que estuvo cuatro años-. Cantar para bailar ha sido su escuela de ritmo, de preparación y conocimiento de los cantes porque obliga a estudiar a diario, porque el cante para bailar es una universidad imprescindible que todos y todas debieran conocer.

Siguiendo con su trayectoria artística, es importante también destacar sus colaboraciones discográficas con artistas como El Barrio, José Mercé, La Macanita o Sergio Monroy.

Antecedentes flamencos no hay en su familia, pero el entorno es fundamental, rodeado siempre de gente como Juan Villar, Felipe Scapachini, El Niño del Mentidero, Mariana Cornejo… Y es que el barrio influencia, porque “Te da una manera de cantar y de vivir. Si no hubiera nacido allí, seguramente no hubiera cantado flamenco. Está claro”.

El Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba (2007) -al que se inscribió tarde y llegó de la mano de Rafael Rodríguez “Cabeza”-, lo premió doblemente y lo dio a conocer a nivel popular.

Y, por fin, este disco –el primero en solitario- que comentamos. Un buen disco en el que podemos encontrar unos tangos (Trimilenaria) de corte moderno; las bulerías (Francisca Méndez) que dedica a La Paquera de Jerez, en los que encontramos aportaciones formales del cantaor gaditano; alegrías (El Niño del Mentidero), que dedica a este cantaor, en la línea de los mejores maestros por este estilo; seguirillas de Jerez, cantadas con voz y pasión; otras bulerías (La calle Priego), aunque distintas en su concepción; la malagueña al estilo de Enrique El Mellizo (Santo Domingo), dedicada a las iglesias donde cuentan que aprendía el legendario cantaor; otros tangos (Miradas perdidas) fusionados, de los que ahora llaman temitas –con mucho corito y una estructura musical trillada-, fandangos (Fandango de Palomar) que beben en las fuentes de El Rubio y Antonio de la Calzá, si bien es cierto que algo aporta de su cosecha –quizá por eso los acredita como propios-; el pregón de Macandé (Suerte de varas) rematado con un fandango al estilo del mismo cantaor –con pasodoble y ambiente taurino incluido, que transforma a Palomar en “alter ego” del artista que acabó en un manicomio donde, según cuenta la leyenda, iba Caracol a escucharlo-; una excelente serie de soleares en las que recuerda a El Chozas y a Fernanda; y para rematar la faena, la fiesta por bulerías (Taberna Casa Manteca), grabada en la citada taberna, que se nos antoja demasiado larga pero con esa frescura flamenca tan de Cádiz.

Un buen disco, como decíamos, en el que las guitarras contribuyen de manera esencial al resultado final, aunque sobresalga el toque personal del jerezano Moraíto (alegrías y seguiriyas) y la elegante exquisitez flamenca del sevillano Rafael Rodríguez “Cabeza” (malagueña, fandangos y soleares). Merece la pena pararse a escucharlo.

David Palomar (voz, letra y música), Anabel Rivera, Toñi Nogaredo, Marce y Rafa (coros), Mercedes Ruiz (baile), Moraíto Chico (guitarra), Santiago Lara (guitarra), Keko Baldomero (guitarra y música) , Rafael Rodríguez (guitarra), Ricardo Rivera (música), José Manuel Posada (Bajo) José Amosa (teclados) Javier Katumba, Paquito González y Manuel Muñoz “El Pájaro” (percusión) “El Kukurucho”, “El arquitecto de la viña” y “El Junco” (palmas).