Tesoros del Cante Antiguo Gaditano
Discos Flamencos
Carmen de la Jara
D.L.B 12930- 2009
Antonio Nieto del Viso
Tesoros del Cante Antiguo Gaditano
Canta. Carmen de la Jara
Guitarras. Juan José Alba, Rafael Trena, Víctor Rosa, Antonio Carrión
Palmas y jaleos. Diego Montoya, Pedro de Chana, Luisa de Enrique, Ani Peña
Idea original, dirección musical y producción ejecutiva, Antonio Barberán Reviriego
D.L.B 12930- 2009
C (p) 2009 OPD709- 079
Autor. Antonio Nieto del Viso
La cantaora Carmen de la Jara, ha sido galardonada con el título de Hija Predilecta de Cádiz, la capital donde vino al mundo. Ante tan importante acontecimiento, nos sumamos a la alegría de esta artista que ha llevado el nombre de esta ciudad trimilenaria por todos los escenarios.Canta. Carmen de la Jara
Guitarras. Juan José Alba, Rafael Trena, Víctor Rosa, Antonio Carrión
Palmas y jaleos. Diego Montoya, Pedro de Chana, Luisa de Enrique, Ani Peña
Idea original, dirección musical y producción ejecutiva, Antonio Barberán Reviriego
D.L.B 12930- 2009
C (p) 2009 OPD709- 079
Autor. Antonio Nieto del Viso
Creemos, que estamos en un buen momento para escuchar toda la discografía de Carmen y así conocer en profundidad el alcance de esta interprete del Arte Flamenco al que honra con su peculiar voz para transmitir todos los estilos.
De entre lo más destacado de su discografía, he elegido este doble Cd. una auténtica antología de los cantes de Cádiz y Los Puertos. Todo un acontecimiento que fue grabado el año 2009, y que sigue teniendo plena vigencia para el presente y el futuro como documento para profundizar en la tradición y la ortodoxia de los que nos precedieron.
En el libreto explicativo, escrito con todo lujo de detalles elaborado por prestigiosos expertos de brillante pluma que han sabido plasmar lo último de la historia de este rincón flamenco, ellos son: Antonio Barberán Reviriego que investigó en la bibliografía y en las hemerotecas datos históricos, tan necesarios para clarificar y así acabar con las leyendas o verdades a medias deformadas por el paso del tiempo.
Interesante resulta la aportación y experiencia de Luis Suárez Ávila. El profesor Ramón Soler Díaz, con su larga y amplia sabiduría flamenca aporta una visión de conjunto; y Manuel Martín Martín, cualificado y respetado crítico de Flamenco, ha situado con su rigor académico lo que hasta ahora no se había hecho, ponerle nombre y apellidos a los cantes. Tres personajes que merecen nuestro reconocimiento.
Muy agradable resulta escuchar en los pasajes musicales de acompañamiento de las guitarras, palmeros, y jaleadores, hombres y mujeres que con su compás cualifican a esta perfecta obra cuidada en todos sus detalles.
Normalmente, casi nunca se reconoce a los profesionales técnicos que con su pericia hacen posible que llegue a todos ustedes la imagen y el sonido, no solo en nuestro arte, sino en todo tipo de músicas. Vaya para ellos nuestro afecto.
En este caso particular, tampoco nos olvidamos la labor de los patrocinadores, Diputación Provincial de Cádiz, Agencia Andaluza para el desarrollo del Flamenco, Ayuntamiento de Cádiz y Antonio Benítez Producciones S.L
Dicho todo lo que antecede, pasamos directamente a dejar a nuestros lectores el análisis objetivo de los veinticuatro cortes que comprende esta antología.
Lo primero que escuchamos de Carmen de la Jara se titula “Periconeando” un tema que envuelve unas magistrales bulerías dedicadas a aquel maestro que fue Pericón de Cádiz. El salero y el duende esta tierra quedan acreditados sobradamente, y con el añadido de hacerlo con una letra del cantaor Pedro Bancalero Niño del Mentidero, que en su día le dedicó a su admirado paisano del que tanto aprendió. El Niño del Mentidero, no tuvo mucha suerte, cargado de gracia gaditana, deleitó a cuantos tuvimos la suerte de escucharlo, nos dejó para siempre el 18 de junio de 2017.
Mostramos nuestra admiración y respeto por Carmen de la Jara por clarificar para siempre la diferencia existente entre las alegrías y las cantiñas. Aquí está todo aclarado para un perfecto aprendizaje y desarrollo, con la jotilla de Cádiz, que antes se lo habíamos escuchado a la Niña de los Peines, y al inolvidable Beni de Cádiz.
Continua con el juguetillo del matadero gaditano, el estilo de Gabriela Ortega, Ignacio Espeleta, José El Águila como modo de este estilo para rematar con el estilo del Niño del Mentidero con la letra “Bellos lugares de Cádiz”.
En un palo tan básico como es la soleá, percibimos el estilo que creó Paquirri y Aurelio Sellé, dos maestros excepcionales para comprender matices diferenciadores. Por fandangos, escuchamos la variedad que creó Josefa la del Toyo o Josefa la Galleta, que de ambas formas fue conocida, pero la primera en grabarlos fue María la Sabina (madre de Santiago Donday).
En quinto lugar, encontramos la otra parte de esta lección magistral gaditana por cantiñas con las modalidades de Luisa del Puerto, Rosa la Papera, la cantiña sanluqueña y completada con la inconfundible recreación que nos dejó Pericón.
En el apartado dedicado a la giliana y la alboreá, que adorna con un juguetillo y el toque de Víctor Rosa, ponen el complemento de demostración de cómo se deben acometer este arte. Acto seguido, acometió la tarea de complementar los aires de tierra con la piñata gaditana, el tango de los anticuarios del Tío de la Tiza que pasan a formar el revuelo con los tanguillos de Cádiz, que pueden formar una fiesta universal sin necesidad de saber idiomas.
Con grandes conocimientos por parte de la cantaora, nos deleita con la malagueña de Fosforito El Viejo, es el pretexto esencial de las curvas melódicas para agregarle la doble del Mellizo en la versión del Niño de la Isla. Por seguiriyas, demuestra una alta capacidad a la hora de cantar el estilo del Viejo de la Isla con una letra que hace alusión al maremoto que sufrió Cádiz el 1 de noviembre de 1755, cuando las olas traspasaron las murallas del campo del Sur, y que milagrosamente se pararon a las puertas de la iglesia de la Virgen de Palma. Sigue con Tomás el Nitri, y luego termina con Curro Dulce, patrones necesarios para un sentimiento interior en la audición.
Por tientos tangos gaditanos, la maestra pone todo su interés bajo un compás manejado con la intuición de honrar a su tierra. Resulta muy meritorio escuchar la montañesa del Niño de la Isla, rescatada del olvido. En realidad, estamos ante una milonga como eje central cargada de bellos melismas, un tesoro que debe salir al ambiente para que recupere su brillo.
Esta primera parte. Se cierra con un recorrido petenero, extraído de un disco de pizarra del año 1907 titulado “A la una nací yo” interpretado por el cantante sefardita Haim Effendi. Acto seguido pone el contrapunto con una versión gaditana del romance portuense de Los Cepillos, que también nos lo dejó el Negro del Puerto, una versión que han seguido artistas posteriores.
En el segundo Cd, continua la calidad histórica y artística, que nos recibe con unas bulerías gaditanas por el estilo de Juana Cruz (madre de Camarón) de María la Sabina ( madre de Santiago Donday) y de Rosa la Papera (madre de la Perla de Cádiz). Aquí estamos ante una joya que nos ayuda a comprender en toda su pureza y la procedencia en su origen.
La soleares de ”Los Mellizos” están cargadas con todo su origen delpadre de ambos cantaores, secretos que nos ha llegado por tradición oral de cantaores que los escucharon directamente del autor.
Para completar los conocimientos de todas las variedades del cante por cantiñas, Carmen de la Jara, de manera muy meticulosa nos enseña cómo se canta, el mirabrás, la romera, el Torrijos en la versión del Niño de Barbate. Toda una demostración que pone a disposición de todos.
Sobrada de facultades, dicta magisterio con la guajira de la Niña de Chiclana muy bien acompañada en el toque por Juan José Alba. Fruto de su investigación han recuperado de la hemeroteca el romance de Bernardo del Carpio, que fue cantado por los hijos del Mellizo, el 18 de Julio de 1922 bajo el título de nana moruna que nos conecta con los orígenes.
Es todo un lujo escuchar el fandango de Gabriel Macandé cargado de sentimientos que impresionan por la temática que emplea. Los tangos de Cádiz y Los Puertos que recreó Manuela la Gitana, y que en la voz de la Niña de los Peines alcanzó toda su grandeza, en lo que también percibimos la escuela del Mellizo.
Potencia, señorío, y entrega es lo que percibimos en la voz de Carmen en la caña de Curro Dulce que remata en la modalidad de Enrique Ortega con las estructuras perfectamente sincronizadas para distinguirlo del polo.
La granaína de Aurelio y la malagueña chica del Mellizo quedan perfectamente ajustadas al patrón que han marcado caminos a seguir para el presente y el futuro.
Es digno de admiración al escuchar las bulerías gaditanas del Barrio de Santa María según El Pata, que fue el padre de Ignacio Espeleta. Le sigue la modalidad de Tomás el Nitri, el cuplé de Manolo Vargas. La versión de Rosario la Mejorana, que completa como las principió, con El Pata, una versión que posteriormente utilizó Manuel Vallejo, que de vez en cuando algunos artistas la hacen merecedora de ser recordada.
Para ir acercándonos al final, nos detenemos en la seguiriya de los maestros Juan Feria, Francisco la Perla, en los que rastreando se percibe los pellizcos del Mellizo con pulcritud y entrega por parte de la cantaora.
Antes de echar el cierre, le agradecemos a la cantaora del Barrio de la Viña su memorable ejecución de la milonga de Pepa de Oro, seguida de la rumba de Pericón y la del Cojo Pavón.
Finalizo diciendo que, con este gran y extraordinaria obra flamenca, Carmen de la Jarao se ha situado como una de las grandes y largas cantaoras de Cádiz.
Una antología para presente, y para el futuro que deja las cosas muy claras, una colección para la historia.
Continua con el juguetillo del matadero gaditano, el estilo de Gabriela Ortega, Ignacio Espeleta, José El Águila como modo de este estilo para rematar con el estilo del Niño del Mentidero con la letra “Bellos lugares de Cádiz”.
En un palo tan básico como es la soleá, percibimos el estilo que creó Paquirri y Aurelio Sellé, dos maestros excepcionales para comprender matices diferenciadores. Por fandangos, escuchamos la variedad que creó Josefa la del Toyo o Josefa la Galleta, que de ambas formas fue conocida, pero la primera en grabarlos fue María la Sabina (madre de Santiago Donday).
En quinto lugar, encontramos la otra parte de esta lección magistral gaditana por cantiñas con las modalidades de Luisa del Puerto, Rosa la Papera, la cantiña sanluqueña y completada con la inconfundible recreación que nos dejó Pericón.
En el apartado dedicado a la giliana y la alboreá, que adorna con un juguetillo y el toque de Víctor Rosa, ponen el complemento de demostración de cómo se deben acometer este arte. Acto seguido, acometió la tarea de complementar los aires de tierra con la piñata gaditana, el tango de los anticuarios del Tío de la Tiza que pasan a formar el revuelo con los tanguillos de Cádiz, que pueden formar una fiesta universal sin necesidad de saber idiomas.
Con grandes conocimientos por parte de la cantaora, nos deleita con la malagueña de Fosforito El Viejo, es el pretexto esencial de las curvas melódicas para agregarle la doble del Mellizo en la versión del Niño de la Isla. Por seguiriyas, demuestra una alta capacidad a la hora de cantar el estilo del Viejo de la Isla con una letra que hace alusión al maremoto que sufrió Cádiz el 1 de noviembre de 1755, cuando las olas traspasaron las murallas del campo del Sur, y que milagrosamente se pararon a las puertas de la iglesia de la Virgen de Palma. Sigue con Tomás el Nitri, y luego termina con Curro Dulce, patrones necesarios para un sentimiento interior en la audición.
Por tientos tangos gaditanos, la maestra pone todo su interés bajo un compás manejado con la intuición de honrar a su tierra. Resulta muy meritorio escuchar la montañesa del Niño de la Isla, rescatada del olvido. En realidad, estamos ante una milonga como eje central cargada de bellos melismas, un tesoro que debe salir al ambiente para que recupere su brillo.
Esta primera parte. Se cierra con un recorrido petenero, extraído de un disco de pizarra del año 1907 titulado “A la una nací yo” interpretado por el cantante sefardita Haim Effendi. Acto seguido pone el contrapunto con una versión gaditana del romance portuense de Los Cepillos, que también nos lo dejó el Negro del Puerto, una versión que han seguido artistas posteriores.
En el segundo Cd, continua la calidad histórica y artística, que nos recibe con unas bulerías gaditanas por el estilo de Juana Cruz (madre de Camarón) de María la Sabina ( madre de Santiago Donday) y de Rosa la Papera (madre de la Perla de Cádiz). Aquí estamos ante una joya que nos ayuda a comprender en toda su pureza y la procedencia en su origen.
La soleares de ”Los Mellizos” están cargadas con todo su origen delpadre de ambos cantaores, secretos que nos ha llegado por tradición oral de cantaores que los escucharon directamente del autor.
Para completar los conocimientos de todas las variedades del cante por cantiñas, Carmen de la Jara, de manera muy meticulosa nos enseña cómo se canta, el mirabrás, la romera, el Torrijos en la versión del Niño de Barbate. Toda una demostración que pone a disposición de todos.
Sobrada de facultades, dicta magisterio con la guajira de la Niña de Chiclana muy bien acompañada en el toque por Juan José Alba. Fruto de su investigación han recuperado de la hemeroteca el romance de Bernardo del Carpio, que fue cantado por los hijos del Mellizo, el 18 de Julio de 1922 bajo el título de nana moruna que nos conecta con los orígenes.
Es todo un lujo escuchar el fandango de Gabriel Macandé cargado de sentimientos que impresionan por la temática que emplea. Los tangos de Cádiz y Los Puertos que recreó Manuela la Gitana, y que en la voz de la Niña de los Peines alcanzó toda su grandeza, en lo que también percibimos la escuela del Mellizo.
Potencia, señorío, y entrega es lo que percibimos en la voz de Carmen en la caña de Curro Dulce que remata en la modalidad de Enrique Ortega con las estructuras perfectamente sincronizadas para distinguirlo del polo.
La granaína de Aurelio y la malagueña chica del Mellizo quedan perfectamente ajustadas al patrón que han marcado caminos a seguir para el presente y el futuro.
Es digno de admiración al escuchar las bulerías gaditanas del Barrio de Santa María según El Pata, que fue el padre de Ignacio Espeleta. Le sigue la modalidad de Tomás el Nitri, el cuplé de Manolo Vargas. La versión de Rosario la Mejorana, que completa como las principió, con El Pata, una versión que posteriormente utilizó Manuel Vallejo, que de vez en cuando algunos artistas la hacen merecedora de ser recordada.
Para ir acercándonos al final, nos detenemos en la seguiriya de los maestros Juan Feria, Francisco la Perla, en los que rastreando se percibe los pellizcos del Mellizo con pulcritud y entrega por parte de la cantaora.
Antes de echar el cierre, le agradecemos a la cantaora del Barrio de la Viña su memorable ejecución de la milonga de Pepa de Oro, seguida de la rumba de Pericón y la del Cojo Pavón.
Finalizo diciendo que, con este gran y extraordinaria obra flamenca, Carmen de la Jarao se ha situado como una de las grandes y largas cantaoras de Cádiz.
Una antología para presente, y para el futuro que deja las cosas muy claras, una colección para la historia.