“TERCIOPELO”, PRIMER DISCO DE JOSÉ MANUEL TUDELA
José Manuel Tudela, guitarrista sevillano, ha colaborado a lo largo de su carrera con artistas de la categoría de la familia Montoya, Chiquetete, Segundo Falcón, José Galván, Adela Campallo, Nano de Jerez o Antonio de la Malena, entre otros. Ha formado parte de la Compañía Andaluza de baile y ha participado en importantes festivales como la Bienal de Flamenco de Sevilla con los espectáculos “Flamencos Anónimos” o “Flamenco para niños”. Ha obtenido varios premios como el Primer Premio al Toque otorgado por la Federación de Peñas de Sevilla, y ha sido seleccionado para participar en el Certamen de Guitarra Flamenca de Córdoba.
“Terciopelo” es la rumba que abre, como decíamos, el disco. Se nos antoja un inicio con ecos de farruca, para pasar enseguida a la rumba jovial, vigorosa, alegre, con aires de Paco de Lucía, la vistosidad de Cepero…
“Cerro del Águila” es un vals precioso, íntimo, muy sugerente desde el trémolo inicial, y con recuerdos, quizá, del gran Niño Miguel.
“Bella en la Noche”, canción de intimidad y armonía, con arpegios y punteados en cálido diálogo, un toque verdaderamente penetrante y que va directo a emocionar.
Otro corte muy bello es la guajira “Mi niña Isabel”, con punteados vigorosos y todo el color musical y la belleza de la maravillosa guajira.
“Recuerdo a Pepa”, granaína de trémolos intensos, pausados, elaborados con sobriedad expresiva y profundidad comunicativa, en la órbita de los alardes emotivos de un Rafael Riqueni, otra de sus referencias.
“Majareta” entra en el terreno de la bulería, quizá algo más previsible, con aires de Paco de Lucía y sonidos jerezanos, una pieza alegre y bullanguera, vigorosa.
“Calderón”, una soleá de la que destacaríamos los trémolos y por supuesto la base clásica y ejecutada por derecho.
“Bienmesabe”, alegrías canónicas, logradas, salineras, vitalistas, que bien me sabe y qué bien me sabe.
“Mi Romero” nos lleva hasta Huelva, por fandangos rumbosos, de nuevo con trémolos muy logrados y un toque bien expresado, con garbo y valentía.
Acaba la obra con “Sueños”, bulerías de nuevo, briosas como corresponde. Otro acierto.
Un primer trabajo, pues, de veras convincente y agradable, con una música para la degustación pausada y amena. Una obra primera pero no primeriza, pues es el resultado acendrado de muchos años ya de profesión y entrega, barnizada por la rica influencia de maestros como Paco de Lucía, Vicente Amigo, Riqueni o Sanlúcar, todo bajo el prisma personal del autor, combinando técnica depurada, intimismo sonoro y majestuosidad rítmica.