Temple


Discos Flamencos
Emilio Maya
Anda la música. 2004
Luis Fernández


La primera vez que lo escuché me quedé fascinado. Era en la previa del concurso nacional de Córdoba y tocó por rondeña de solista. Una rondeña muy sencilla, recuerdo, tocando con mucho gusto y un sonido precioso sin saturar la guitarra. Acto seguido salió un cantaor con un eco tremendo y lo acompañó por soleá por bulería. Increíble. Los que estábamos allí nos miramos entusiasmados. Qué aire tan bonito, tan de Graná, sin pretensiones exhibicionistas, tocando corto pero generoso. Para el baile fue lo mismo, incluso recuerdo la humildad con la que se levantó cuando el jurado dijo basta, era obvio que pasaría a la final. Ese día en un concurso que se llama de arte flamenco, el arte lo puso un guitarrista gitano de Graná.

Emilio Maya tiene por fin su primer disco y le ha puesto Temple. Como no podía ser menos sale en la portada tocando su guitarra de Hermanos Conde con la Alhambra detrás. No hay más que decir, a escucharlo inmediatamente.

La rumba lo tiene todo. Suena flamenca, tiene aire de rumba y además las palmas y percusiones están muy bien tratadas. La estructura es simétrica con dos temas y un estribillo bonito en cada una de las dos partes (nos recuerda el sonido de Madrid flamenquito de hace algunos años). Emilio deja claro que es un guitarrista con oficio que sabe armar una rumba en estudio: crear los temas y las armonías, doblar las guitarras, dejar un hueco para improvisar y demostrar su picao y su facilidad para moverse en esos terrenos y sobre todo, atención: hacer melodías sencillas, cantables. Además conviene resaltar lo bien que entra y sale en la pequeña modulación a tono de granaína (si flamenco)en el primer tema (la rumba está en tono de taranta fa # flamenco) y el color que esto le da a la rumba. Por último señalar el buen hacer de este bajista Joan Masana que termina de pulir el sonido creado por Emilio en esta rumba fresquita. Esto que parece tan fácil no lo hacen hoy los guitarristas, ¿será poco moderno hacer una rumba como Dios manda?

Por la misma línea sigue la minera. Una exposición con sonoridad flamenquísima da paso a un motivo “paquero” que está perdonado por la honestidad con que toca este guitarrista. El clima es excepcional hasta después del trémolo. Parece increíble escuchar una minera tan flamenca, tan sencilla y con un sonido tan bonito. Destaca el carácter reposado, el ambiente que sugiere Emilio Maya en este toque libre. Dice mucho de la personalidad de este guitarrista que suena puro pero no duele, toca bonito y no echamos de menos la fuerza. Ahí comienza la parte a tres que en sus trinos finales nos suena a tarde en el Albaicín y termina con un fundido que nos deja con buen sabor de boca y oliendo a Graná.

En la bulería la cosa se pone seria. Emilio Maya toca por bulerías muy bien señores. El aire propuesto es Jerez y por momentos coge el compás de seis y lo parte en dos para acentuar a la manera de un vals(como hiciera el Niño Josele en su último disco titulado “Niño Josele” pero más sutil).La armonía es oscura y los motivos brillantes, además tiene fuerza en los rasgueos y en los remates ( a pesar de que no es un guitarrista de fuerza , sí que tiene aire ).El tono es mi bemol flamenco con la cejilla al dos y la sonoridad es muy “paquera” pero con su sello. Hace una rueda final (en la onda de Cañizares en su "Pajarraca" de Noches de Imán y Luna).

Pero lo más sorprendente es la propia construcción del tema que no está compuesto por una sucesión de falsetas sino que es un discurso por bulerías con sus puntos de tensión y sus cambios de textura muy en la onda del último Paco de Lucía. Sin duda este camino de investigación demuestra que Emilio Maya es más que un buen guitarrista de Graná (lo cual ya es mucho en mi opinión). En esta bulería hay que dejar de decir lo bien que toca este hombre para reconocerle su mérito como compositor.

El zapateado es clásico. Pasa por todos los tonos tradicionales de la guitarra flamenca (por arriba y su relativo do mayor con el que termina por medio, por granaína, por minera y por taranta) y en ese sentido es un estudio admirable. Además utiliza también el sentido de la bulería en algunas partes lo que le da la vidilla necesaria ayudado por los pies de la bailaora Ana Cali. Dos ritmos y seis tonalidades en una composición que sin embargo suena tradicional. Muy bueno. Repito: hoy nadie hace cosas así.

Los tangos tienen la voz de su paisana Marina Heredia y en mi opinión son el tema más flojo del disco, siendo un buen tema que suena flamenco. Ocurre aquí una cosa especial :el motivo que hay justo antes del estribillo no es bueno y está inmerso en una progresión de cuatro frases con la respectiva cadencia que además el amigo Emilio repite hasta en tres ocasiones pero a este hombre (se pueden dar otros ejemplos del mismo fenómeno, el paradigma es Pepe Habichuela) esto que en cualquier otro guitarrista sonaría hortera, le suena flamenco. Personalmente creo que es porque el remate es bueno y eso lo salva.

La rondeña Eshavira está interpretada a dúo con Arantza Hernáez al chelo y es una pequeña joya. En el trémolo empastan de una manera increíble así como también en la parte final de la rondeña a tres. Volvemos a reconocer la sonoridad oscura que caracteriza a este guitarrista. Termina por bulerías dónde se incorporan el bajo, las palmas y las percusiones y Emilio no deja pasar la oportunidad de tocar un ratito por bulerías en el tan agradecido y flamenco tono de rondeña.

Salitre se laman las alegrías y es que venimos de la costa señores. Emilio Maya nació en la costa granaína y por supuesto tiene aire por alegrías. Sin embargo la sensación que me deja (con toda la humildad del mundo) es que no está cómodo componiendo (que no tocando) en tonos (mayores o menores) que no sean el modo flamenco. Es decir siendo las alegrías en mi mayor y la minera en sol# flamenco tonos vecinos en los que puede utilizar la misma cantidad de acordes, Emilio Maya siempre compondrá mejor por minera porque es modo flamenco. Por otra parte las alegrías están bien construidas en la línea tradicional (con su picao al final de la falseta, una parte en menor en el centro, etc) y destaca el diálogo con el bajo y como dobla las guitarras para cambiar la textura.

El último tema es una fiesta por bulerías con sus amigos de Graná. Emilio demuestra el gran guitarrista de acompañamiento que es y además nos deja un “falsetón” por arriba y el sabor que tiene por bulerías.

Que alegría da encontrar artistas así con ese respeto al flamenco haciendo cosas. Ojalá que tenga difusión y no le falten las fuerzas para continuar por ese camino tan lleno de verdad. Muchas gracias Emilio Maya.