Hoy, tocar hablar de José Valencia como cantaor flamenco de Lebrija, una ciudad que junto a Utrera, lleva varias generaciones aportando artistas para gloria de nuestro arte, muchos están en la mente de todos, y figuran con letras de oro en la historia.
José Valencia, ha recogido la antorcha de sus antepasados para proseguir en este convulso siglo XXI sin caer en el desánimo a pesar de los acontecimientos negativos tanto políticos, como económicos, sin embargo, el arte como expresión humana es imparable; el buen aficionado está ahí dispuesto a compartir con el intérprete todos los retos de la comprensión diacrónica para el cante.
Hechas las correspondiente aclaraciones, paso a contarles a ustedes las sensaciones que he sentido escuchando este Cd., del que hay que resaltar la alta realización técnica y humana con la que ha contado José Valencia para que este proyecto vea la luz. Corte a corte, cante a cante, con magnificas guitarras, palmas y jaleos, y como testigo esa voz añeja y curtida por lo años que por lo bajini le da ánimos en la soledad del estudio de grabación.
Nos recibe en la bienvenida con unas inmejorables bulerías jerezanas en comunión con las forma de Lebrija y Utrera, que merecen el calificativo de Muy bien, en las que se percibe el acento que dejó Antonio Mairena, que por cierto, se sienten en otros pasaje musicales de esta obra. Sigue estando bien en los tientos con el toque de guitarra a la altura de las circunstancias requeridas del compás, con un cierre en forma de juguetillo por tangos en las formas con las que nos deleitó Manuel Mairena.
Lamento tener que decir, que José Valencia está completamente desacertado en la malagueña, en la que ha cuidado poco las curvas melódicas necesarias en este cante libre, aquí lo expone carente de melismas y de coraje flamenco, inconexo en los tercios y pesimamente rematado por verdiales; decepcionante.
En las soleares, con el compás controlado se ajusta a los cánones de la estética, además se le nota que aprendido con los suyos en su tierra; hace muy bien en mirarse en ese espejo del terruño peculiar y único en su género. Está genial en las cantiñas de Pinini, con las que nos trae a la memoria a Miguel Funi, Bernarda de Utrera y Antonio Mairena, alcanzando cotas elevada con el estilo de Rosario la del Colorao, sin olvidarse de la familia Peña y Bacán, que para la posteridad quedan.
Vuelve a deslucirse en la taranta, en la que no ha sabido concatenar los tercios sin saber definir los distintos aires que los diferencia. Puedo comprender que no los domina, pero para eso está el afán de aprender, estos palos libres, no es lo suyo, se le nota a la legua. Sin embargo, ha sido capaz de alcanzar buenos momentos en la seguiriya, con Antonio Mairena como guía, brillando en el cierre con la cabal de los Puertos con reminiscencias del Loco Mateo.
Casi al final del Cd., le escuchamos unas bulerías personales muy medidas, pero con notas impropias carentes de lugar, que nada tienen que ver con las escuchadas en el primer corte. Hay algunos momentos de calidad en la vanguardia de nuevos aires. Se despide perfectamente con ese homenaje Antonio Mairena por tonás, un cante matriz en la línea del recordado Juan Talega, él ha puesto aquí un alto poder de concentración y fortaleza vocal.
Conclusión: José Valencia, creo que debe dedicarle más tiempo a los cantes más alejados de su tierra, Málaga y sus derivados son su punto débil; y está muy bien capacitado para los de su raza y para el cante básico.