Mil y Una Razones para Cantar


Discos Flamencos
Esther Merino
LVF, 2015
Antonio Nieto Viso


A sus 32 años, la cantaora Esther Merino Pilo, natural de Gévora (Badajoz) ha grabado su segundo Cd., un trabajo en general bastante bien conseguido en todos los aspectos. Me ha gustado el desarrollo, pero poniendo de manifiesto ausencias y excesos, que iremos exponiendo a medida que vaya transcurriendo la lectura.



La cantaora alcanza momentos estelares a lo largo de los diez cortes que comprenden este documento. Lo mejor de todo está ocupando el cuarto lugar, bajo el título. “Cantar Alentejano”, un bello fado portugués cargado de bellas melodías románticas pertenecientes a la música del vecino país, que por su cercanía con Extremadura, los cantaores de esta comunidad practican bajo las influencias mutuas, no de ahora, sino de siempre. Más adelante, encontramos una nana, en la que la cantaora está fabulosa manejando los excelentes sonidos de una voz bonita y agradable. Desde aquí, vaya nuestra gratitud por regalarnos estas canciones folklóricas que suenan a gloria.

Esther Merino nos recibe con unas bulerías por soleá bien estructuradas sin ningún aditivo, y bajo la más absoluta pureza en su ejecución artística.

Las alegrías de Cádiz me han gustado menos, entre otras cosas, por el excesivo tiempo concedido a los coros y efectos especiales. Las curvas melódicas de la cantaora, por otra parte están en tonos altos que impiden percibir los matices medios y bajos que son necesarios recorrer. La misma situación y defectos, se repiten en los fandangos de Huelva en un tono que resulta chillón y desagradable al oído, que además le pueden crear problemas en sus cuerdas vocales en el futuro.

Destacar su soniquete particular que le caracteriza en su acento, que lo lleva a los tangos con las querencias puestas en el estilo que distingue a los artistas extremeños, aquí resulta llamativo la temática de las letras acorde con la fiesta del mensaje, atractiva para crear un ambiente desenfadado. Los efectos en este caso, si resultan favorables para la faena flamenca del gusto del público.

Quiero matizar, que en la seguiriya, la guitarra tiene el sitio que le corresponde por derecho propio en el acompañamiento. Esther ha buscado de frente a la seguiriya por el estilo de Antonio José Cagancho y del Marrurro, aunque a mi juicio, no está acertada a la hora de rematar con la cabal de Los Puertos del tío Planeta.

Me resultan muy interesantes los jaleos extremeños mejorados, tanto, que pueden servir de referencia para continuar está línea de asegurar este palo para el futuro con cantaoras como ella. El compás y el duende forman una fiesta que son un regalo para los amantes del cante festero.

Flamenca a más no poder, nos resulta en las bulerías que dedica a la llorada Paquera de Jerez, una figura irrepetible, a la que Esther Merino ha querido homenajear incluyendo los ecos que en vida utilizó Francisca Méndez Garrido.

Finaliza con unos fandangos naturales por el estilo del Curilla, aquel cantaor que se llamó Luis Medina, natural de Alcalá de Guadaira, ciudad en la que vivió entre 1904 y 1952, que alterno su trabajo con el cante dejando una huella personal para cantar por fandangos, modalidad que conocen pocos cantaores.

Esther Merino es una mujer joven que le gusta mucho el cante, por lo que su carrera nos deparará en el futuro nuevas grabaciones que si Dios quiere, aquí estaremos para seguir disfrutando más pronto que tarde.