Manos Libres


Discos Flamencos
Carlos Piñana
Karonte, 2012
Antonio Nieto Viso


Estamos en Octubre, desde el balcón de mi casa en Toledo, a través de los cristales veo llover y el discurrir de las aguas del río Tajo mientras suena la guitarra flamenca del joven Carlos Piñana contenida en su nuevo trabajo “Manos Libres”.

Me alegra profundamente, que las nuevas generaciones sigan el camino de la música en la guitarra flamenca de concierto y de acompañamiento. Envuelto en lo romántico por la climatología, me dispongo a transmitirle los sentimientos sonoros de los diez temas que nos embargan por lo que nos dicen las manos de Carlos en la inspiración.


Una rumba nos da la bienvenida en semblantes modernos, pero sin perder un ápice de pureza fundidos en arreglos para demostrar un anticipo de todo lo que está por venir con un cierre reforzado por la maestría. Avanzando, nos encontramos con el tema “Tarantilla”, una minera que está dedicada al gran Enrique Morente. Decir que la estética en general de un toque que le motiva de una manera peculiar, el concertista es de tierras mineras y desciende de una dinastía que ha expresado el sentir profundo de los que se ganaron la vida excavando con métodos rudimentarios en las entrañas de la tierra. Es un toque bellísimo ayudado por el entusiasmo de los que él quiere y conoce; creo por otra parte percibir las ligeras influencias de Manuel Cano en algunos momentos.

Unas bulerías a su forma, sin improvisación, manifiestan el dominio absoluto del compás, y me motivan para recordar a Ortega y Gasset cuando dijo: “Cada arte nace de la diferenciación de la necesidad radical de la expresión que hay en cada persona”. Piñana, es aquí es músico y hombre a la vez porque sabe normalizar el toque festero sin perder de vista a la realidad habitual en el flamenco.

Con la denominación de “Templanza” se recrea en la originalidad de la farruca sin misterio de ninguna clase para que la audición sea distinta dentro de los cánones del toque con la sensación de que el guitarrista ha estado muy a gusto en su composición y posterior desarrollo alcanzando altas cotas para valorarlo muy positivamente.

Marca y sello propio de la casa Piñana es “Guajiron”, el vocalista en el aire de la praviana se funde en las falsetas de las cuerdas que con luz y sonido es inmejorable con los excelentes arreglos para darle el calificativo a todos cuantos han intervenido de muy bien

En sexto lugar, está lo que él ha querido llamar “Naseer”, un nombre que le sugiere no sabemos qué, a lo mejor es un pretexto para que el zapateado suene sin querernos decir que en este Cd. hay invertidas muchas horas de trabajo y de sacrificio por parte de este equipo humano que interviene en la grabación, algunos, manejando instrumentos que tienen cabida en la guitarra de concierto desde que Paco de Lucía los introdujo por primera vez allá por los años setenta el pasado siglo XX.

Carlos Piñana baja al sur para tocar “Con ternura”, una rondeña de hondo sabor flamenco, que a mi me parece de lo mejor de “Manos Libres”, al mismo tiempo, da la sensación de quedar por mucho tiempo atrapado en el toque flamenco. Para demostrar que es completo en el género, una voz abre la bulería por soleá de Antonio Mairena bajo el dominio de la guitarra controlando el compás dibujando sonoramente las pautas de este palo fundamental para el cantaor y para el guitarrista; aquí una depurada técnica, lo confirma sin ningún género de dudas. Unas bulerías unidas a una excelente puesta en escena se van afianzando en conjunción con sus colaboradores musicales que le hacen estar brillante en los algo más de tres minutos y medio.

Se despide Carlos Piñana con “Año Nuevo en Poznan” con un número mágico, el diez, se enseñorea en una fantasía que es un hermoso regalo para los amantes del flamenco, así lo creo yo, y muchos de ustedes cuando lo escuchen.

Finalizo dando mi más cordial felicitación a Carlos Piñana por este magnifico trabajo que se grabará en nuestra memoria con el título de “Manos Libres”.