La brisa salina de Laura Vital
Fernando Romero

Artistas: Laura Vital al cante. Eduardo Rebollar al toque.
Lugar: Sede de la Peña Flamenca Enrique Morente de Oviedo (Asturias)
Día: 9 de octubre


La sanluqueña Laura Vital actuó en Oviedo el pasado 9 de octubre, invitada por la Peña Flamenca Enrique Morente, por la que ya han pasado desde su fundación hace 32 años, más de un centenar de artistas flamencos, demostrando así que en Asturias, en el norte de España, también hay afición de la buena.

La cantaora y profesora estaba acompañada de su ya habitual, el maestro Eduardo Rebollar. La sala estaba hasta la bandera para escuchar a esta gaditana, que inició su concierto regalando a los asistentes unos tangos morentianos, en honor a quien da nombre a esta peña asturiana.

Como es lógico empezó la cantaora un tanto distante. El contexto no es el habitual de los artistas flamencos y, aunque puede parecer que el público del norte es estirado y demasiado adusto, lo cierto es que el ambiente se fue caldeando ya desde el primer tema. Quizás por ellos –y también por su conocimiento (es psicóloga)- la artista enseguida rompió el hielo y su voz potente y con raíz penetró pronto en toda la sala y hasta algunos de los asistentes arrancaron con palmas.

Estuvo estupendo Rebollar, quien demostró que la veteranía es un grado y que sacó lo mejor de su guitarra, especialmente en sus troníos fandangueros pero destacando sobre todo en el toque de la malagueña, de complejidad técnica y que pastoreó por buena cañada.

No abundó la sanluqueña en los palos más jondos, quizás por pensar que el público norteño busca más el sonido pegadizo y tópico. La excepción fue una soleá de Triana de gran belleza, aunque, sin duda, el regalo de la noche fue su interpretación de La Rosa, una mariana de tradición sanluqueña, palo poco conocido y que fue una bocanada de brisa salina, de esa que entra desde el Atlántico y que templa el sol andaluz antes de penetrar hacia el árido septenprión.

Laura Vital, mucho más cómoda, fue presentada por el presidente de la peña, Guillermo Pérez de Castro, y enseguida conectó con los aficionados asistentes y demostró una gran complicidad. Tuvo un guiño con Oviedo, al citar a esta ciudad en unos fandangos. Finalizó por bulerías, levantándose y ofreciendo un baile de despedida arropada por las palmas de los presentes.

Éxito sin dudarlo de Laura Vital y de Eduardo Rebollar en una plaza que, por lejana del corazón del flamenco, no por ello es extraña a este arte universal. Los ovetenses son melómanos por naturaleza y su registro musical es amplio y diverso. Por eso, cuando hay flamenco en Asturias nunca quedan sillas libres.

La Peña prepara ya la última velada del año para el mes de diciembre, concretamente el sábado 19 con la actuación del bailaor Joaquín Ruiz.