Historia musical del flamenco


Libros
Maria Jesús Castro
P. Beethoven 2000 (2007)
Pablo San Nicasio Ramos


Al paso que vamos, tanto en calidad como en cantidad de publicaciones, el flamenco tiene visos de quedar explicado y hasta sobreexplicado.

Presentamos el libro “Historia Musical del Flamenco”, de María Jesús Castro.

Publicación encaminada a servir de libro de texto en conservatorios o escuelas privadas que imparten una enseñanza reglada, más allá de la práctica musical, de todo lo relacionado con el flamenco. Algo a lo que lleva dedicándose la autora que comentamos un tiempo respetable.

Es por tanto una apuesta ambiciosa y a la vez pragmática que, dando por sentada su innegable aportación, merece ser comentada por su contenido, características y potencial difusión entre el alumnado.

Partiremos de la base de que la Historia del flamenco es algo mucho más complejo que la mera enumeración de discos o artistas, algo que este tratado convierte en uso y costumbre. Realizando una somera descripción estética y sociocultural de cada época del flamenco, lo que verdaderamente llama la atención del planteamiento del libro es la forma de distribuir por épocas estéticas el transcurrir de esta música.

Así, establece unos períodos de igual denominación que los de la tradicional historiografía del Arte. (Románico, Renacimiento, Barroco, Clasicismo, Romanticismo Flamenco, etc). Y dentro de cada uno de ellos, se establecen listados de artistas por generaciones, principales estilos en los repertorios y tendencias estéticas tanto en cante como en toque. Periodización que se antoja algo excesiva, dado el escaso tiempo que separa una de otra y lo artificioso de denominar “Románico” a un estilo musical como el que nos ocupa. Si ya los habituales compartimentos estancos de “Edad de Oro”, “Cafés Cantantes”, “Ópera flamenca”…llevaban a confusión por simples, no queremos pensar ahora teniendo que reestructurar todo de esta nueva manera.

El hecho de ser original en su concepción y la aparente facilidad de asimilación por estudiantes, no es excusa para discutir lo válido de esos criterios en el flamenco.

Sin referencias a la importancia del baile y excluyendo a este y sus protagonistas de toda implicación en la evolución de la música flamenca, nada menos, el libro enumera y recopila la información de varios autores, muchos de ellos antagónicos en sus teorías. Con lo cual la confusión puede estar servida. Y eso el alumno debiera saberlo.

Es por ello por lo que nos encontramos a veces situaciones un tanto forzadas o directamente erróneas. Como la inclusión en el mismo saco de artistas como Sabicas o Niño Ricardo a cuenta de su edad. Siendo dos concepciones completamente opuestas del toque. ¿No sería más lógico, creemos, hablar de “Escuela de Sabicas, de Ricardo, de Paco de Lucía, de Ramón Montoya”…?

En este sentido, otros ejemplos: Vicente Amigo y “el Bola” comparten sitio dentro de una misma generación, de nuevo algo estilísticamente y hasta éticamente forzado. La edad no es motivo para algo en lo que no pensaría ningún guitarrista.

Se nos antoja también erróneo situar a Enrique de Melchor y a Ricardo Modrego (de quien no se es capaz de aportar datos biográficos-edad, estando disponibles en la misma Wikipedia), o a José Luis Montón y Diego del Morao (tocaores incompatibles en todo, también en edad) dentro de los mismos grupos de guitarristas. Creemos que esto no puede ser, ni mucho menos, pedagógico para un estudiante de guitarra flamenca que quiera estructurarse diferentes concepciones del toque y ser riguroso al tiempo, pongamos por caso.

Alusiones a Chacón como un “cantaor muy popular”, a Julián Arcas como “guitarrista romántico-populista” o continuas menciones a cierto sector local de la pedagogía flamenca, obviando la labor de otros (la competencia) resta objetividad a un libro que, siendo de Historia, debiera tener otra filosofía mucho más cuidada.

Es importante advertir también de la existencia de algunas erratas que en futuras ediciones se deben solventar (“El Ciego de la PEÑA”, José Meneses Scout, Rafael Santiago “El Viejín”, etc).

Importante resulta la ausencia de menciones al documental, cine, radio e Internet como factores clave en la difusión flamenca, ya que se llega en el análisis histórico a nuestros días. Algo que sí se hace con el disco en sus diferentes formatos.

Sin concluir que sea un libro totalmente negativo para el aprendiz de flamenco, echamos en falta en esta obra una mayor apuesta por los detalles explicativos y musicales de cada estilo, la exposición justa de las características artísticas que encumbraron a grandes nombres (flamencos como Silverio, Chacón, Niña de los Peines, Morente, Paco de Lucía o Camarón, por ejemplo, debieran tener mucho más sitio como generadores de estética que fueron y son, y no el ínfimo hueco que se les hace. A cuenta de nuevo de la agrupación por edad) y sobre todo, una mayor revisión en la edición. Nos preocupa, repetimos, por la difusión que un libro pedagógico tiene en la actualidad del flamenco.