A través de los testimonios de grandes figuras del Flamenco, como: Fosforito, Chano Lobato, Paco de Lucía, Pilar López, Fernanda de Utrera, Manolo Sanlúcar, Farruco, José Menese, Mario Maya, Juan Habichuela, Enrique Morente, Matilde Coral, El Lebrijano, Antonio Gades, Carmen Linares, Cristina Hoyos, Manuel Morao, Chocolate, Paquera de Jerez, Milagros Mengibar, Merche Esmeralda, Eva Yerbabuena, José de la Tomasa, Manolo Franco, El Pele, Paco Cepero, El Güito, José Mercé, y Rafael Riqueni. El joven periodista Luis Ybarra Ramirez, que nació en Sevilla en 1996, ha llevado a cabo un recorrido por los tres pilares del Arte Flamenco, el Cante, el Toque, y el Baile.
El libro consta de 140 páginas, que leyéndolo con mucha atención, deducimos la desmedida afición de Luis Ybarra por el Flamenco, que con su juventud ha sabido profundizar en los flamencos que ha entrevistado, entre los que están los más importantes de la segunda mitad del siglo XX, hasta llegar al final con el guitarrista Rafael Riqueni. Lo que ha dado como resultado poner al descubierto los secretos y vivencias de los protagonistas.
Dice el autor del libro: Cumplí 20 años conociendo a mis ídolos. Resulta que mi primera charla con José Menese, iba a ser la última con los medios. Tuve el privilegio amargo y raro de transcribir testimonios postreros, lo mismo me ocurrió con El Lebrijano. Hablé con los flamencos, algunos a lo que tanto había escuchado, visto y leído. Figuras imprescindibles y entrañables con los que repaso sus vivencias a través de mi libreta. Las notas de un chiquillo que se acercó curioso a las vidas de los Nobel del Flamenco. Mis referentes.
Nos parece interesante lo que añade más adelante este joven en la página nueve: Andalucía camina a compás y su grito es el flamenco. Aquí se encontró el misterio con la fatiga de un pueblo que canta, baila, y toca que sufre, ríe y piensa. El crujido de una guitarra. El cantar abierto de una garganta. Una cadera que pregona la tradición de varios siglos en un instante. Aquí surgió el flamenco. Y también la distinción que los años apodarían como “El Nobel de nuestra música”. Una historia que comienza en los años ochenta del pasado siglo XX cuando la firma Cruz del Campo instituye este importante premio, que eligió a Manuel Mairena como Primer Compás del Cante. Del que nos cuesta trabajo reconocer el enorme dolor que nos produce leer hechos desagradables, que por respeto no reproducimos.
Es muy atractivo lo que dice el maestro Fosforito en la página quince: La dignidad del flamenco se la han dado también los investigadores, por supuesto. La cantidad de nombres de poetas, escritores, que se han ocupado de dignificar el flamenco han pesado mucho. Hace unos años lo han reconocido Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, pero siempre ha tenido un valor universal importante y fundamental en Andalucía. Es de hecho la música de Andalucía. Y la verdad es que el reconocimiento ya lo teníamos los aficionados. El flamenco estaba muy bien valorado fuera de España.
Fosforito pone ejemplos con figuras como: Carmen Amaya, Antonio El Bailarín, Pilar López, Caracolillo, El Greco, Manuela Vargas; por acordarse de algunos, pero ha habido tantísimos.
Resaltamos lo que dice el investigador y crítico de flamenco del Correo de Andalucía Manuel Bohórquez de Fernanda de Utrera, a la que define como: Un don. Si en vez de cantar le hubiera dado por pintar, sus cuadros valdrían una fortuna porque tenía el don de la comunicación, del sentimiento.
Muchos son los artistas que desfilan por esta obra, todos expresan juicios muy interesantes, pero es imposible recoger todos los testimonios, por esta razón reflejaré aquí los que a mi juicio aportan datos que nunca han visto la luz. Empecemos por en el año 1972, cuando se le concedió a Matilde Coral la única Llave de Oro del Baile, al que seguiría la Medalla del Rey San Fernando, los premios nacionales de danza, y la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En la actualidad, el baile de Matilde no reside en sus manos, sino en su memoria.
Considero conveniente reproducir lo que dice la cantaora Carmen Linares sobre la letra y la poesía en el Cante: Una buena música sin una buena letra pierde muchísimo. El Cante es una música muy profunda y lo que se diga con la letra es fundamental.
Tomamos nota de lo que nos dice el gran guitarrista jerezano Manuel Morao en la página ochenta y cinco: La guitarra es un instrumento que nace para el acompañamiento del Cante. Nace mucho después, por supuesto. Antes los gitanos cantaban con palmas o a golpe de nudillo.
El libro se cierra con el guitarrista Rafael Riqueni, a quien el autor define como un genio precoz, un niño tocado de gracia que se buscó por dentro y por fuera para darle varias vueltas a la guitarra del momento.
Le deseo toda la suerte del mundo a Luis Ybarra Ramírez en su andadura profesional y en el Arte Flamenco, personas como él son fundamentales para continuar una labor que se inició con Demófilo, seudónimo de Antonio Machado y Álvarez.
¡¡¡Suerte joven!!!