Flamenco Cabal


Discos Flamencos
Juan Gómez
LHL y Discos Probeticos, 2008
Perico de la Paula


Recuerdo una noche hace unos tres años, en casa de Marcos Escánez, donde puede escuchar a Juan Gómez en un cante por soleá y en un fandango personal con aires de Palanca, me dejo impresionado su eco, su flamencura, el lamento y su queja. Me viene a la memoria que le rondaba a Marcos el dejar impreso en una grabación su manera de decir el cante y hoy día es una realidad.

Juan Gómez cantaor de Almería nacido en el barrio de Pescadería, ha dejado impreso su eco en un obra producida por Marcos Escánez, coeditada por La Hidra de Lerna y Discos Probeticos (el sello discográfico de Enrique Morente), patrocinada por la Diputación de Almería en colaboración con la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.

Juan Gómez Belmonte atesora una dinastía de buenos aficionados, que no contó nunca con ningún antecedente cantaor, su afición se inicia durante su infancia, escuchando a sus mayores, durante las largas reuniones familiares y junto a su hermano José empezó a destacar entre los muchos aficionados que apuntaban en el barrio de Pescaderías.

Juan es uno de tantos casos de almerienses que no se decidieron a dar el salto al profesionalismo, discurriendo su carrera principalmente en la zona de Almería, pero el caso de Juan Gómez al escucharlo te deja un pensamiento ¿como una voz como la de Juan, fuerte y viril, con esa flamencura, no está más considerada y más conocida en el mundillo flamenco? No lo sabemos y no lo llego a comprender, pero de lo que no hay duda es de que Juan Gómez llega a lo más hondo del corazón del aficionado flamenco y que además, con este trabajo, estamos ante un disco histórico porque escuchamos un documento sonoro de indudable valor para el flamenco, donde ha quedado impresa la voz desgarrada y profunda de Juan Gómez.

Entre las incontables actuaciones de Juan en solitario, cabe reseñar sus intervenciones en el Festival Homenaje al Taranto que se celebra en el Colegio San Juan Evangelista de Madrid, sus intervenciones en Chiclana, Algeciras y Arcos de la Frontera, donde obtuvo críticas muy favorables por reputados periodistas y críticos de flamenco.
Este disco es su obra prima. En él se puede descubrir a un cantaor con una afición enorme y un conocimiento muy amplio. Su singular registro y su flamenquísima personalidad refuerzan la idea de que el flamenco traspasa la frontera de la música para convertirse en una forma de vida, en un carácter, en una actitud diferenciada para afrontar lo extraordinario, en una forma para entender los avatares de lo cotidiano.

Juan sigue en algunos casos la estela del maestro Antonio Mairena, pero esa no es su meta, puesto que posee aires de Manuel Torre, Chocolate, Pastora y de aquello que escucho a sus familiares.

De escasa importancia es que analicemos los estilos de cante que dibuja Juan Gómez en este trabajo porque la forma cantaora de Juan no busca ni permite la perfección de los estilos, debido a que la angustia, el lamento, el quejío y los sonidos negros, elementos estos esenciales del cante de Juan Gómez, rozan la perfección en flamencura.

Señores escuchen con deleite, como dice Luís Soler Guevara, la liberación de la angustia vital que tenemos los humanos, pues eso es lo se oye en la voz de Juan Gómez.