Manuel Rodríguez es un apasionado de la fotografía abarcando todas sus disciplinas y formatos. Podría decirse, sin temor a equivocarme, que vive para esto. Esta gran pasión a la que se dedica sin reservas, le ha llevado a explorar senderos variopintos y a conocer espacios gráficos que a su vez le han abierto otros universos de conocimiento y de gozo. Esto es lo que le sucedió con el flamenco, descubierto y admirado a través de la transformación que sufren sus personajes en el escenario y posteriormente sufrido y amado hasta convertirse en parte de este universo.
Manuel no se encuentra en una esquina de este laberinto, sino que forma parte de sus paredes. Al ver sus fotografías es fácil entender que no ejerce como mero observador, ni siquiera hace las veces de transmisor de mensajes a partir de la expresión del artista. No inmortaliza un momento, sino que lo proyecta. Utiliza todos los recursos para contar una historia que siempre se repite cuando es de verdad: El Flamenco.
Algunas de estas fotografías son bastante conocidas, aunque no supiéramos su autoría, lo que ya es un logro. En este libro se recogen 48 fotografías de las muchas que configuran toda una trayectoria.
Hay pocos libros de fotografía. En un mundo tan visual como el que transitamos, personas como Manuel Rodríguez necesitan este tipo de hitos en su camino para renovar ilusión y poder seguir adelante. Desde aquí, nuestro ánimo para seguir caminando.
Manuel no se encuentra en una esquina de este laberinto, sino que forma parte de sus paredes. Al ver sus fotografías es fácil entender que no ejerce como mero observador, ni siquiera hace las veces de transmisor de mensajes a partir de la expresión del artista. No inmortaliza un momento, sino que lo proyecta. Utiliza todos los recursos para contar una historia que siempre se repite cuando es de verdad: El Flamenco.
Algunas de estas fotografías son bastante conocidas, aunque no supiéramos su autoría, lo que ya es un logro. En este libro se recogen 48 fotografías de las muchas que configuran toda una trayectoria.
Hay pocos libros de fotografía. En un mundo tan visual como el que transitamos, personas como Manuel Rodríguez necesitan este tipo de hitos en su camino para renovar ilusión y poder seguir adelante. Desde aquí, nuestro ánimo para seguir caminando.