Nace en 1980 en la Puebla de Cazalla. Desde muy corta edad se relaciona con el flamenco de su familia, escuchando fundamentalmente los aires de su padre Manuel González Parrilla «Rubito de Pará».
Toma contacto con los escenarios cuando era relativamente joven, empezando con sus primeros pinitos artísticos y sus primeras comparecencias públicas en importantes festivales como la Bienal de Sevilla y logra en su trayectoria numerosos premios en diferentes concursos, llegando a hacerse en 2003 con la Lámpara Minera del Concurso de la Unión.
Podríamos seguir hablando de los números premios que ostenta y los muchos festivales que realiza en la época estival, pero es mejor decir el por qué de esos premios o esos festivales.
Desde que conozco a Rubito hace ya unos diez años, me une a él una gran amistad y puesto que le tengo mucho cariño y admiración, he podido seguir su trayectoria y observo que Rubito es un cantaor que día tras día va a más. Se entrega en los escenarios y su labor de aprendizaje de los grandes maestros del cante es continúa.
Estamos ante un cantaor que promete ser figura en el cante, porque tiene para ello la voz, el conocimiento, la seriedad, las formas y la honestidad de no engañar cuando canta. Todos estos valores le han hecho sacar al mercado cuatro discos y algunas colaboraciones en otros cuantos. El último de esos discos, es un homenaje al cantaor Miguel Vargas, morisco también, titulado “Entre la Puebla y Paradas”, en el que se hace acompañar de las guitarras de Manolo Franco, Antonio Carrión, Manolo Herrera y Jesús Zarrías.
Buenas guitarras para el acompañamiento al cante, por no decir que hoy día son de las mejores.
Suena la sonanta de Antonio Carrión con el aire de soleá bailable, compás con el que Rubito opta por cantar este Romance que cierra con una alboreá de corte lebrijano, bajo la estela del cante del maestro Mairena, del que Rubito ha bebido considerablemente para su aprendizaje flamenco.
Continúa con una petenera corta y otra versión de la Niña de los Peines bajo los aires de Miguel Vargas, cante en el que Rubito canta de manera casi litúrgica, sello del cantaor Miguel Vargas. La guitarra de Manolo Franco está dulcísima en el acompañamiento de este cante.
Nos deja la cantiña de Tío José El Granaíno, cantaor al cual se le atribuye el cante por Mirabrás, donde el morisco Manuel nos hace llegar letras de los pregones y referencias de la época de liberación.
Opta el cantaor por las seguiriyas de Manuel Torre, Joaquín Lacherna y Tomás El Nitri. A esta última seguiriya, Rubito le imprime una subida de cierre con la que cierra. Me gusta Manuel por aquí acordándose de los aires de Miguel Vargas y apurando con el cierre final que esta mas que acertado.
Fandangos a modo de Homenaje a Miguel Vargas, con aires de Toronjo y Rebollo los dos primeros y un tercer fandango soberbio del Carbonerillo.
Se dice que fue Pastora, la primera que impresionó este cante por Garrotin, con aires y melos muy parecidos a los cantes del Piyayo. La joven guitarra de Jesús Zarria, esta dulce y muy ajustada permitiendo que Manuel se luzca en una cante redondo.
Para la Malagueña se acuerdo del Mellizo, con gusto y parando el cante para gustarse en él.
Nos deja Manuel aires de Alcala y Triana, en estilos de Joaquín La paula y La Andonda, con aires a Miguel Vargas y a Mairena.
Cante por Mariana, tan ejecutado por cantaores de la Puebla, como Miguel Vargas y cómo no, Meneses. Rubito nos deja un cante acompasao y muy medido, un buen cante para cerrar y un disco homenaje a Miguel Vargas, ya que Miguel llevó este cante casi en desuso, defendiendo su naturaleza flamenca por cualquier lugar donde cantaba.
En muchas ocasiones he escuchado a aficionados comentar de Rubito que es una joven promesa del cante, pero considero que el trabajo que está haciendo Rubito día a día con el flamenco, no puede considerarse una promesa de nada. El Morisco Rubito Hijo es una realidad del Cante Flamenco de HOY.
Toma contacto con los escenarios cuando era relativamente joven, empezando con sus primeros pinitos artísticos y sus primeras comparecencias públicas en importantes festivales como la Bienal de Sevilla y logra en su trayectoria numerosos premios en diferentes concursos, llegando a hacerse en 2003 con la Lámpara Minera del Concurso de la Unión.
Podríamos seguir hablando de los números premios que ostenta y los muchos festivales que realiza en la época estival, pero es mejor decir el por qué de esos premios o esos festivales.
Desde que conozco a Rubito hace ya unos diez años, me une a él una gran amistad y puesto que le tengo mucho cariño y admiración, he podido seguir su trayectoria y observo que Rubito es un cantaor que día tras día va a más. Se entrega en los escenarios y su labor de aprendizaje de los grandes maestros del cante es continúa.
Estamos ante un cantaor que promete ser figura en el cante, porque tiene para ello la voz, el conocimiento, la seriedad, las formas y la honestidad de no engañar cuando canta. Todos estos valores le han hecho sacar al mercado cuatro discos y algunas colaboraciones en otros cuantos. El último de esos discos, es un homenaje al cantaor Miguel Vargas, morisco también, titulado “Entre la Puebla y Paradas”, en el que se hace acompañar de las guitarras de Manolo Franco, Antonio Carrión, Manolo Herrera y Jesús Zarrías.
Buenas guitarras para el acompañamiento al cante, por no decir que hoy día son de las mejores.
Suena la sonanta de Antonio Carrión con el aire de soleá bailable, compás con el que Rubito opta por cantar este Romance que cierra con una alboreá de corte lebrijano, bajo la estela del cante del maestro Mairena, del que Rubito ha bebido considerablemente para su aprendizaje flamenco.
Continúa con una petenera corta y otra versión de la Niña de los Peines bajo los aires de Miguel Vargas, cante en el que Rubito canta de manera casi litúrgica, sello del cantaor Miguel Vargas. La guitarra de Manolo Franco está dulcísima en el acompañamiento de este cante.
Nos deja la cantiña de Tío José El Granaíno, cantaor al cual se le atribuye el cante por Mirabrás, donde el morisco Manuel nos hace llegar letras de los pregones y referencias de la época de liberación.
Opta el cantaor por las seguiriyas de Manuel Torre, Joaquín Lacherna y Tomás El Nitri. A esta última seguiriya, Rubito le imprime una subida de cierre con la que cierra. Me gusta Manuel por aquí acordándose de los aires de Miguel Vargas y apurando con el cierre final que esta mas que acertado.
Fandangos a modo de Homenaje a Miguel Vargas, con aires de Toronjo y Rebollo los dos primeros y un tercer fandango soberbio del Carbonerillo.
Se dice que fue Pastora, la primera que impresionó este cante por Garrotin, con aires y melos muy parecidos a los cantes del Piyayo. La joven guitarra de Jesús Zarria, esta dulce y muy ajustada permitiendo que Manuel se luzca en una cante redondo.
Para la Malagueña se acuerdo del Mellizo, con gusto y parando el cante para gustarse en él.
Nos deja Manuel aires de Alcala y Triana, en estilos de Joaquín La paula y La Andonda, con aires a Miguel Vargas y a Mairena.
Cante por Mariana, tan ejecutado por cantaores de la Puebla, como Miguel Vargas y cómo no, Meneses. Rubito nos deja un cante acompasao y muy medido, un buen cante para cerrar y un disco homenaje a Miguel Vargas, ya que Miguel llevó este cante casi en desuso, defendiendo su naturaleza flamenca por cualquier lugar donde cantaba.
En muchas ocasiones he escuchado a aficionados comentar de Rubito que es una joven promesa del cante, pero considero que el trabajo que está haciendo Rubito día a día con el flamenco, no puede considerarse una promesa de nada. El Morisco Rubito Hijo es una realidad del Cante Flamenco de HOY.