El Flamenco a la luz de García Lorca


Libros
Agustín Gómez Pérez
Ed. Almuzara 2012
Antonio Nieto Viso


Mucho se ha hablado a lo largo de los años sobre los conocimientos que sobre el arte flamenco tuvo el gran poeta Federico García Lorca. La verdad es que, a juzgar por lo que nos dejó escrito demostró conocerlo, lo sintió como algo propio, y lo trasladó a parte de su obra literaria.

Tengo una alta estimación y admiración por este personaje universal, que apoyó de manera entusiasta el Concurso de Cante Jondo de Granada del año 1922, con las controvertidas consecuencias que la historia ha esclarecido, pero no olvidemos, que no debemos analizar los hechos cuando han ocurrido, por lo que en principio fue positivo y convocado con la mejor intención por sus organizadores.

Estos y otros temas, han sido tratados con todo rigor en el interesante libro que ha escrito el prestigioso flamencólogo Agustín Gómez Pérez, que nació en la localidad cordobesa de Montilla en 1939, aunque lleva muchos años afincado en Córdoba, ciudad en la que ha ejercido la docencia y su sabiduría flamenca en Radio Popular, y en los últimos años hasta su jubilación, ha sido director de la Cátedra de Flamencología de la universidad cordobesa. Estamos por lo tanto ante un personaje que ha conocido y tratado a muchísimos artistas de los últimos sesenta años, completado con sus numerosas conferencias por toda la geografía española y en diversos países, es decir conoce la materia flamenca en todas sus dimensiones.

“El Flamenco a la luz de García Lorca” publicado por Editorial Almuzara, te atrapa la atención de la primera a la última página, ya que está escrito por una pluma sabia con un lenguaje culto y cordobés para la afición flamenca que quiere saber cada día más. Aparte de darnos a conocer a Lorca como poeta y conferenciante de flamenco, también aborda entre otros temas el Concurso del año 1922 de Granada y sus posteriores consecuencias, el que tras un paréntesis, tomó el testigo el Concurso de Córdoba en su primera edición de 1956 hasta la actualidad, afortunadamente.

En cinco capítulos, avanza de manera fehaciente por todo el pensamiento lorquiano y su tiempo para dar a conocer todo lo que ha investigado junto a lo aprendido por el autor por el método de la deducción, que es el resultado de todo lo aprendido en su vida, primero con la teoría y luego con la práctica cotidiana del amor por este arte.

Me detengo en la página 21, donde Agustín relata como adelantó en rigurosa noticia de que Núñez de Prado fue la fuente de inspiración poética de García Lorca, sobre todo la base para su Poema del Cante Jondo, primicia que vio la luz en 1996, según demostró en la conferencia que el flamencólogo pronunció bajo el título “La estética flamenca en tiempos de Lorca y Falla”.

Lo mejor y lo más justo, es transcribir lo que dice este especialista: De la misma manera pienso que el libro “Cantaores andaluces”, historias y tragedias” de Núñez de Prado, se cruzan en la adolescencia del poeta, y la maravilla blanca de su corazón hecho de armiño, como diría Rubén Darío, interpreta, descifra su secreto entrañable, ¡y surge la poesía! Efectivamente, como cosa que hacen los poetas, sin más, Núñez de Prado dice en su prólogo: Los pueblos que más cantan son los más sufren (…) su canto está repleto de lágrimas.

Acto seguido, aporta el dato biográfico de Guillermo Núñez de Prado y Aguilar, fue un escritor montillano que nació en 1874. Es muy oportuna esta información para hacernos una idea cabal de la época que le tocó vivir para poder situarlo en un período tan importante, pero escaso al mismo tiempo de noticias de flamenco, y que escribió libros, entre ellos nos quedamos con “Cantaores andaluces” del año 1904 y “Los dramas del anarquismo”.

Reitera Agustín Gómez su afirmación en la página 39 cuando escribe: El gran Federico tiene a los 21 años prácticamente terminado su Poema del cante jondo; a los 23, pronuncia su conferencia “El cante jondo (primitivismo andaluz)”, como prólogo al I Concurso de cante jondo en Granada, y diez años más tarde lee la misma conferencia ligeramente retocada en Argentina con el título “Arquitectura del cante jondo.

Se pregunta y se responde al mismo tiempo el autor de esta lección magistral, ¿De donde va a recordar Federico esta galería de cantaores si no es del libro “Cantaores andaluces” del mismísimo Núñez de Prado, cuyo prólogo está firmado en 1904?. Observamos que cambia delicadamente el despectivo “Anilla” por el cariñoso “Anita”. Para Federico, a sus 23 años es demasiado despegada la manera de nombrar a los flamencos. Con esto basta para que quede demostrado que las bases de Lorca para hablar del cante, los afortunados lectores nos adentramos en un complejo mundo de circunstancias que dio lugar a muchas letras del cante, algunas han llegado hasta nuestros días; sobre todo las trágicas.

Lo que sigue en sucesivas páginas es una alabanza a la rica palabra de nuestro poeta de la Generación del veintisiete, que supo crear una lirica bellísima en su formación para crear admiración por la forma de expresión que solo los elegidos pueden expresar.

El profesor Gómez Pérez se interesa por el Concurso de cante jondo de Granada de 1922, promovido por Falla y Lorca con la firma de las personalidades e intelectuales de aquel tiempo, y que a su juicio fracasó, porque estos no supieron ver el ciclo del arte flamenco en su proceso evolutivo histórico con el mismo rigor con el que se produce en las llamadas bellas artes. Por su parte, el Concurso de cante jondo del 1956 en Córdoba, prendió la mecha del renacer flamenco porque era el momento en que la época decadente de la burguesía concluía.

Me parece muy importante la dedicación incisiva de Agustín Gómez en remarcar la influencia que tuvo en García Lorca la influencia de la poetisa Rosario de Acuña. Defensora de los humildes, cuyas obras principales son: “Rienzi, el tribuno” de 1876) “El padre Juan”, “Amor a los pobres”, entre otras. Rosario de Acuña nació en Madrid en 1850 y murió en Gijón en 1923. Es una figura muy interesante en la movida del librepensamiento, que nos ayuda a comprender este movimiento, y que se está recuperado en los últimos años.

Esto es en mi modesta opinión lo más destacado del libro “El Flamenco a la luz de García Lorca”. Repito, una lección magistral que ha escrito Agustín Gómez Pérez, del que esperamos para más adelante nuevos trabajos como este, obra que les recomiendo lean en su totalidad por los temas tan atractivos que contiene.