El Festival Bankia cumple veinte años


Opinión
Antonio Nieto Viso


Del 7 al 11 de Febrero del presente año 2012, hemos vivido con toda intensidad, la celebración del XX Festival Flamenco Bankia (antes Cajamadrid). El lugar que nos ha acogido con los brazos abiertos, ha sido el Circo Price, sito en la Ronda de Valencia 35 de Madrid, en la zona de Embajadores.




  • Arcángel
  • Estrella Morente
  • Estrella Morente
  • Manolete
  • María Toledo
  • José Mercé
  • Galardón Calle de Alcalá a Pansequito
  • Tributo a Moraito


A pesar de la crisis económica, agradecemos a la entidad Bankia, que haya apostado por el arte Flamenco. La productora Culty Art con su amplia experiencia, ha ofrecido una programación variada de artista del cante, el toque, y el baile; que en líneas generales han satisfecho las exigencias del público, el mismo que ha sabido apreciar lo mejor de todos ellos, con su exquisito respeto hacia todos los participantes, les han hecho sentirse halagados; y ellos, han correspondido dando lo mejor de su arte.

Desde mi punto de vista, con toda justicia, os contaré lo que me ha parecido cada actuación, aunque en líneas generales la nota ha sido de sobresaliente, salvo matices particulares en cada caso.

Se inauguró el Festival con toda la belleza de Estrella Morente, que prácticamente estuvo arropada por el mismo grupo que acompañaba a su padre, el que fue Enrique Morente; que nos dejó en aquella fatídica hora cuando el reloj marcaba las 16´40 del 13 de Diciembre de 2010.

Con el titulo de “Pasión Flamenca” dividió su intervención en tres partes, para expresarse en la vanguardia a la que pertenece por su juventud, con la pureza de sus antepasados, y con la copla actual, aprovechando sus genuinos matices sonoros.

Con el sintetizador como fondo musical y en la más absoluta oscuridad, cantó por martinetes trianeros con las referencias de su progenitor. Ella también tiene la virtud de pasar de un estilo a otro sin romper el esquema, por eso recorrió el cante de fragua según don Antonio Chacón, completado por una polifonía de voces y de sonoras palmas. El polo lo adaptó magistralmente en el tempo de la soleá petenera según Pepe el de la Matrona.

Con luces y sombra en algo parecido al tango rumba, supo sacar adelante las majestuosas tonalidades de los tangos de la Niña de los Peines. La guitarra de su tío Montoyita, la condujo por la bella melodía ennoblecida por los coros que fundió con verdiales. Estábamos en el quinto cante, y Estrella se puso flamenca de verdad en el taranto y la taranta chaconiana para completarla acordándose, aunque lejanamente del Cojo de Málaga. Muy interesante nos resultó la petenera de la Rubia de Málaga que nos sobrecogió a los congregados, y de manera especial a sus incondicionales, que pusieron el cartel de agotadas todas las localidades.

Me gustaron sus seguiriyas de Jerez que creó Manuel Molina, pellizcándose, encontró la llave de Los Puertos para ir avanzando hacia el futuro. Un solo de guitarra, creó un paréntesis a la artista que reapareció cantando la caña para cuadrar con aires modernos de tangos; creo y pienso que para agradar a todos los públicos, porque en el fondo quien manda en escenario el artista.

En la misma línea moderna brilló con una bella canción con letras alusivas a Granada, la ciudad que la vio nacer. La concurrencia se le entregó en unas sevillanas para bailar. Aunque pudiera parecer que se había parado el reloj por lo a gusto que estábamos, este avanzó inexorablemente, para ir preparando el final de la noche por bulerías y el pregón del uvero, tuvo un emocionado recuerdo para su padre, Enrique Morente. Alcanzó la apoteosis cuando a compás, palmas, jaleos, y guitarras, formaron una fiesta por todo lo alto, para darle mayor solemnidad, descendió del escenario y se paseó cantando por el pasillo central piropeando a Madrid, y a Granada, bajo el más absoluto silencio, que se rompió con sonoros aplausos de entusiasmo y satisfacción por la jornada que nos dio Estrella, de la que sigo pensando, que tiene que dar muchas noches de gloria superándose a si misma, ya lo creo.

“Clásicos Intemporales” acogió perfectamente a Rancapino, Manuel Moneo, y la compañía de baile de Manolete. Paso a dar cumplida información de lo imperecedero en el Flamenco de esta clase, de ayer, de hoy, y de siempre.

Alonso Núñez Núñez, más conocido por Rancapino, cantó acompañado por un guitarrista de lujo, como es el jerezano Fernando Moreno. Nos refrescó la memoria a los que llevamos muchos años en esto, con la voz justa, tampoco necesito más, escuchamos cante del bueno, cargado de embrujo de la soleá de Alcalá por los estilos de Agustín Fernández y de Juan Talega y la variación de soleá por bulerías, para rematar por Joaquín el de la Paula. Dominó las alegrías de Cádiz según Enrique Butrón, que dedicó a la memoria del inolvidable Chano Lobato, pero en la forma de Manolo Vargas y Aurelio. Estuvo especial en la malagueña del Mellizo que aprendió directamente de Aurelio Sellé. Le agradecemos a Rancapino la seguiriya de Jerez de Manuel Torre, pero sobre todo, en los tercios recordando como cantaba Tío José de Paula, y que posteriormente continuaría la Piriñaca, completado con la cabal de Los Puertos. Para terminar, se acogió a las bulerías de Jerez y de Cádiz con el Padrenuestro que nos dejó para la posteridad el alcalaíno Manolito María.

Manuel Moneo Lara, que en su juventud fue el terror de muchos de sus compañeros en los festivales andaluces, estuvo correctamente acompañado por el toque de Barullo, empleó un repertorio rancio en la soleá de Alcalá, de Jerez según Tío Borrico, y de la Serneta según Tía Anica la Piriñaca.

Destacar, que Moneo, como siempre se acordó de Manuel Torre en la seguiriya jerezana como la dejó Joaquín Lacherna, que redondeó con la cabal de Juanichi. Tuvo bonitos detalles sentimentales en los fandangos naturales en el estilo del Pichichi. Nos dejó su sello auténtico en unas bulerías que nos recuerda como lo hacía El Borrico.

La segunda parte, la ocupó la compañía de baile de Manolete, formada por los cantaores Pepe Jiménez, Leo Triviño, y Juañares, los guitarristas Felipe Maya y Basilio García; bailaron Pol Vaquero y Jesús Carmona, todos ellos bajo la dirección y la coreografía de Manuel Santiago Maya. Vaya para todos nuestro máximo respeto, tanto individual como colectivo. Les sonó bien el martinete, la toná, y la debla; los bailaores supieron brillar en lo más avanzado y en la pureza unido a una excelente preparación física.

En el centro de atención tuvimos a Manolete, que pulcramente vestido de blanco bailó por soleá, alegrías, y cantiñas, marcando todos los tiempos, tanto en la intuición artística como por en técnica empleada por este veterano bailaor y maestro de la actualidad de las futuras promesas. Su coreografía fue la de siempre, a la que unió las innovaciones actuales; zapateó con clase y elegancia. La anécdota aconteció al final, cuando el bailaor se situó en el filo del lateral izquierdo del escenario, y cayó al suelo, afortunadamente sin consecuencias.

En el ecuador del Festival, tuvo cabida el ”Tributo a Moraíto”, que se marchó pronto al tablao de la gloria, tras una penosa enfermedad el 10 de Agosto de 2011, y que le vimos por última vez en el Festival de Alcobendas donde fue homenajeado.

Tres paisanos suyos fueron los encargados de rendirle tributo a este guitarrista que durante tantos años acompañó al gran José Mercé, el que ocupó la segunda parte de esta emotiva noche.
La Macanita, abrió la caja de los duendes con un martinete. Fernando de la Morena nos deleitó con el cante de trilla, estilo, desgraciadamente perdiéndose poco por las rendijas del tiempo y de la modernidad con la mecanización de la agricultura. Tía Juan la del Pipa, con otro cante fragüero completó la trinidad artística que afortunadamente tenemos entre nosotros.

Decir por otro lado, que a los tres les tocó el joven Antonio Higuero, que con su juventud ha demostrado conocer perfectamente su oficio. Tía Juana, aunque tiene la voz rajada por el tiempo, no pierde brillo a la hora de cantar, así quedó patente en los tientos jerezanos, a los que les agregó unos tangos muy personales.

En mi opinión quiero destacar, que resta capacidad al artista, sobre todo en los grandes escenarios, cuando el intérprete se levanta y se retira del micrófono en los finales del tercio; lo que deja al oyente sin percibir la totalidad del cante. Viene esto a propósito, por lo de Tía Juana, lo llevó a cabo en los fandangos, y la verdad, que decepcionó, y al mismo tiempo me resultó desagradable.

Sin dejar su sitio, Antonio Higuero le dio tonos musicales a Fernando de la Morena por seguiriyas de Jerez de Tío José de Paula con la base de Antonio Mairena adaptando la letra dedicada a la memoria de Moraíto Chico en Manuel Torre. Estuvo particularmente bien por fandangos naturales en la línea chocolatera.

La Macanita, le dedicó a su admirado Moraíto la malagueña granaína de Manuel Torre, destacando su gran valía en la malagueña grande de Enrique el Mellizo, que acrecentó rematándola con el fandango de Frasquito Hierbabuena. Cada día me gusta más cantando las soleares, en eta ocasión empleó las formas de la Serneta, las mismas que Fernanda de Utrera ha transmitido a las jóvenes generaciones, lo mismo que los aires trianeros.

Y otra vez, los tres grandes de Jerez, Macanita, Tía Juana, y Fernando de la Morena en universalidad con palmas para una genuina fiesta jerezana a ritmo de canción y gracia bulearera con las querencias de la inolvidable Paquera, que Tomasa Guerrero acentuó con la forma lebrijana. Le tomó el relevo Fernando, con formas peculiares únicas que pocas veces se ven y se escucha. La del Pipa cantando y bailando nos dejó perplejos con su magnifico desplante al final.

La noche del 9 de Febrero, la coronó el maestro José Mercé, el artista que tantos años llevo a Moraíto como compañero inseparable en la guitarra, también tuvo palabras para recordar al amigo íntimo con afecto y reconocimiento, del que dijo: Está entre los mejores guitarristas de los últimos años”. Le acompaño la guitarra de la joven promesa de esta saga de guitarristas que es Diego del Morao, en las palmas estuvieron Chícharo, y Mercedes García.

Mercé, estuvo muy a gusto con el auditorio, abrió con la malagueña granaina, para a continuación ennoblecer a sus antepasados con la malagueña doble del Mellizo. Clásico y flamenco a más no poder, estuvo genial por soleá de Alcalá en la versión de Juan Talega y de la Jilica como paso a Triana, que sin perder el sentido musical nos sorprendió con unos fandangos naturales para regresar con el son solearero. De un estilo básico, se pasó al tronco genuino por seguiriyas de Jerez según Manuel Torre, el Marrurro, y Francisco la Perla, imponiendo su magisterio con la cabal de Los Puertos del Tuerto de la Peña. Dentro de su grandeza demostró la fuerza de su raza con cantiñas de Antonio Mairena, alegrías y mirabrás, es decir abriendo y cerrando por cantiñas.

Le disfrutamos en las bulerías, donde supo combinar gracia y estilo con patadita incluida para anunciar que finalizaba, pero el público se insistió entre una mezcla de aplausos y admiración. José, que estuvo todo el tiempo ortodoxo y genuino, se permitió la licencia de regalarnos el tema “Al alba”, que él ha sabido rescatar de la música ligera para el Flamenco.

El Galardón Flamenco calle de Alcalá en la edición de 2012, ha ido a parar a las manos del cantaor Pansequito. El secretario del jurado Alejandro Reyes Domene, a la vez director de Culty Art, luciendo sobre su pecho la medalla de Las Bellas Artes en calidad de presidente del Club de Música y Jazz, institución a la que el ministerio de cultura ha tenido a bien conceder en virtud de su dilatada trayectoria en pro del Jazz y el arte Flamenco. Tras la lectura del acta en la que se acordó conceder a José Cortés Jiménez, conocido mejor por Pansequito.

El poeta y flamencólogo Manuel Ríos Ruíz, con su rico verbo, nos ilustró en la biografía de Pansequito razonando las circunstancias que concurren en este cantaor, que durante muchos años ejerció su arte en Madrid, desde que Caracol se lo trajo con quince años a su tablao Los Canasteros que estuvo en la calle Barbieri, en el barrio de Chueca, y que fue conocido en el mundo entero.

El homenajeado agradeció la distinción dando las gracias a todos y destacando la huella que la capital de España le ha dejado, reconociendo que le encanta venir aquí.

Esta jornada titulada “Desde Almería a Cádiz pasando por la Bahía”, tuvo una amplia cabida musical que se inició con el concierto del joven guitarrista almeriense Niño Josele, joven que va ganando en calidad conforme va pasando los años. Lo recuerdo en sus inicios cuando tímidamente empezó buscando un sitio en la guitarra de concierto.

Le acompañaron, en el bajo eléctrico Israel Suárez, un Piraña más moderado, se encargo de la percusión, y el bailaor Juan de Juan con una excelente forma; pero como veremos más adelante, no estamos de acuerdo con su excesivo trote de taconeo sobre el escenario restando brillantez al toque y confundiendo al público.

Disfrutamos del Niño Josele en solitario tocando por Seguiriyas muy bien, sonando a guitarrista antiguo. Con su grupo, y a un ritmo más trepidante consiguió desarrollar unas bulerías perfectas. El bajo eléctrico tuvo buenos instantes para abrir la puerta a unos tangos rumbas, y aquí fue donde el bailaor nos sometió al aburrimiento de tener que soportarlo tanto tiempo con su inadecuado y excesivo taconeo que deslució a sus compañeros. Por último, tocó bien por soleares, demostrando Niño Josele que es un buen guitarrista, tanto para acompañar, como para concierto.

Madrid recibió muy bien a Mariana Cornejo, que no pudo dar todo lo que ella tiene por culpa de un catarro. La acompañó extraordinariamente con la guitarra Antonio Carrión, que una vez más demostró tener un sitio en el escalafón de los mejores del toque actualmente.

Mariana, alcanzó brillantez sonora cantando por alegrías como pocas saben hacerlo. Un discreto palmero ilustró con su son al servicio de la gaditana con unas soleares de la Serneta según Fernanda de Utrera. Dentro del mismo estilo se desenvolvió en bulerías por soleá para introducirse en tercio de soleares de Cádiz que recreó Aurelio Sellé escuchando a los hijos de Enrique el Mellizo.

Reconozco que me fascino la Cornejo cantando las bulerías lorqueñas, que hacia tiempo que no escuchaba en directo, ya que los artistas no las incluyen en sus repertorios. En este mismo ritmo continuó acordándose de Manolo Vargas y de Fosforito, que redondeó metiendo una jota de Navarra. Su despedida supo hacerla muy bien con unos graciosos tanguillos de Cádiz autobiográficos, en los que en pocos minutos a toda velocidad, y bailando nos contó su vida como mujer y como artista.

Como protagonista de esta noche, Pansequito, se trajo para acompañarle al guitarrista Diego Amaya, que aparte de lo bien que toca, estuvo en todo momento muy humilde pendiente del cantaor, evidentemente, es de agradecer que haya este tipo de acompañantes, lo que se traduce en una comunicación directa para dar lo mejor.

A Pansequito, le escuchamos una lección de personalidad por alegrías, del estilo de la Niña de los Peines. El maestro supo cantar diferente por soleá en los aires gaditanos. Con el taranto, le transmitió al auditorio unas secuencias que pocas veces se perciben. En esta noche para la historia seleccionó unas bulerías, que siempre las ha hecho diferentes ,perfectamente diferenciadas para que sonaran a su sello inconfundible. Tuvo el detalle de regalarnos una tanda de fandangos naturales fuera de micrófono para dejar bien alto su nombre la noche en que recibió el Galardón Flamenco calle de Alcalá.

Paso a narrarles a los lectores de Jondoweb, lo que aconteció en la jornada de clausura de este XX Festival Bankia con do jóvenes figuras que vienen pisando fuerte, ellos son María Toledo y Arcángel. Formas diferentes de afrontar el Flamenco del siglo XXI, en el que no podemos olvidarnos de grandes creadores que están en la historia por derecho propio. Digo esto porque escuchando a ambos me he dado cuenta una vez más que el Cante ha evolucionado, lo mismo que el Toque y el Baile, cuestiones para envolver a la afición en uno u otro bando, y que sea estos, quien se lo premie, o se lo demande.

Me pareció muy atrayente como se desenvolvió la joven cantaora María Toledo, licenciada en derecho, y que ha aprovechado aprendiendo los secretos de arte teniendo como profesor a nuestro amigo Antonio Escribano, entre otros. Destacar por otra parte, a Jesús de Rosario en la guitarra, Lucky Losada como percusionista, las bellas florituras musicales del violín manejado por David Moreira, y como no, Yelsy Heredia en el contrabajo.

María Toledo, con una buena puesta en escena abrió su repertorio con la soleá de Alcalá ensalzada por las notas del piano que ella misma manejó, para seguir el itinerario de Triana según Antonio Mairena. También sonó el piano en unos tientos caracoleros y unos tangos aprendidos de la Perla, de la Repompa, y de Pastora. Los aires nuevos de una copla que supo combinar con los cantes granadinos, agregando como culminación los aires granadinos de Frasquito Hierbabuena fueron calentando el ambiente.

Antes de pasar a su tercer cante, María Toledo, agradeció públicamente la oportunidad de poder cantar en Madrid, donde actualmente tiene fijada su residencia. Con la voz en su punto justo, coqueteó con el piano para ofrecernos una petenera con sus propios arreglos sobre la modalidad que recreó la Niña de los Peines. Estuvo discreta en los cantes de fragua, y me agradó en la seguiriya jerezana que creó Manuel Molina. Utilizó la tradición y el camino recto por alegrías cantiñeando por mirabrás.

Para dar variedad de contenido, recreó una canción por tangos dentro de la magia creada por el violín. El único pero que le encontré a María Toledo, lo fue en las bulerías, lentas, sin sentido, y carentes de raigambre estilística, creo que debe seguir practicando hasta conseguir superar esta carencia y poder estar a la altura requerida para todo buen profesional del Cante.

Estuvo muy bien en los fandangos caracoleros y unas sevillanas dedicadas a Moraíto y a Enrique Morente. El público salió contento y le dio su reconocimiento a esta cantaora que avanza firme en su carrera.

El cierre de honor le correspondió a el cantaor Arcángel, que contó con la ayuda inestimable de Miguel Ángel Cortés y Daniel Méndez como guitarristas, y Agustín Diassera en la percusión.

Un crítico tiene que ser honrado, primero con los lectores, y después consigo mismo, y no debe pasar por alto ningún detalle, aunque esto duela. Por supuesto, reconozco que Arcángel es un buen cantaor; pero permitidme que no esté de acuerdo con determinados matices que utiliza en los cantes ocultando las curvas melódicas adecuadas a los variados estilos del Flamenco, que aunque pueda molestar a algunas personas, creo que debo exponer sus carencias, que supongo corregirá con el tiempo; para que no haya lugar a dudas, vayamos cante a cante hasta llegar al final de la amplia variedad que tuvo la gentileza de exponer, que para eso tiene muchos recursos.

Con una bella voz laína se preparó con la malagueña de Chacón y la doble del Mellizo para concluir con los aires de la costa del Sol con Fandangos de Lucena y el personal de Cayetano Muriel. Lo que son las cosas al cabo del tiempo, se introdujo en faena con la soleá apolá, que como cante de Triana se necesita un profundo conocimiento, Arcángel lo dominó, en la letra de Antonio Mairena sobre una vivencia de una noche en Jerez con Charamusco, polémica que tanto dio que hablar hace ya algunos años. Se acordó de Pepe el de la Matrona y de Luís de Córdoba por aquello de la idoneidad de voces. Sin embargo, no estoy conforme con la manera de Triana, heterodoxa, de dudoso gusto, y de poco calado.

Me gustó bastante por tangos y jaleos extremeños, tientos de chacón, pasando de puntilla por el estilo de la Repompa en una modalidad más avanzada. Con la base de Caracol se peleó con la seguiriya jerezana que completó con la cabal de Los Puertos con las formas del Planeta según Pepe Torre.

Tras un solo a dos guitarras, Arcángel, en una canción por bulerías que agrado mucho a sus incondicionales, a mi no, aunque si cuando se acordó de Vallejo pasando por excelentes momentos jerezanos muy puros en toda regla. Quiso poner el punto y final a este XX Festival Flamenco Bankia con unos fandangos de Huelva, planos. Los interpretó en distintas modalidades en el mismo tono, carentes de garra, y sin convencer. Dicho con toda franqueza, no me gustaron.

Estuvo muy bien en la propina que nos dio para corresponder a la calurosa acogida del público, con un fandango natural de Enrique Morente, y un fandango de Huelva con detalles alosneros.

Me despido de ustedes, resaltando una vez más, que Madrid es la capital mundial del Flamenco.