El alma compartida


Libros
Manolo Sanlúcar
Ed. Almuzara (2007)
Pablo San Nicasio Ramos


Estos últimos años en la vida del maestro Manolo Sanlúcar han sido lo suficientemente duros como para que el artista que conocíamos diese paso a una persona completamente nueva. Manuel Muñoz Alcón es hoy un hombre que camina por la vida con la desconfianza y la tristeza como banderas. Lo intuíamos al ver y oír últimamente su guitarra desesperada en los escenarios. Ahora, nos lo dice él mismo en una autobiografía, sin embargo, cargada de serenidad y reflexión. Nada de lo que aquí se cuenta o se afirma se hace “en caliente”.

“El Alma Compartida” es un voluminoso recorrido por buena parte de la vida y el pensamiento de uno de los más grandes artistas que ha dado este país. Solo por eso, tener este “tocho” se hace indispensable.

A una notable capacidad literaria, Manolo Sanlúcar añade, con buenas dosis de amenidad, los datos y las pistas para llevarnos por los senderos de lo que ha sido su vida. Enfocada sobre varios pilares: el familiar, el artístico y el filosófico.

A nivel guitarrístico, “El Alma Compartida” es un buen documento sobre las circunstancias que rodearon el desarrollo de Manolo como tocaor. Realmente sólo se nos explican con detalle sus inicios y crecimiento hasta el “boom” que supuso para su carrera el single “Caballo Negro”. Y esta es su etapa más importante, puesto que lo demás, lo más cercano, es de sobra conocido por todos.

Sus relaciones con artistas de la talla de la Paquera, Marchena, Pepe Pinto, Pastora, el primer Morente… quedan envueltas en una tierna ingenuidad con respecto al estrellato, su abnegación con el instrumento y una afición que todavía hoy muchos le tendríamos que agradecer. Hay anécdotas sin ningún desperdicio.

Quizá lo que hace grande a Manolo Sanlúcar como músico es lo complejo de su pensamiento. Y este queda en gran medida también al descubierto aquí. Algo que, se nota, el guitarrista deseaba transmitir. Nada escapa a su mirada crítica, desconfiada y en bastantes ocasiones visceralmente resignada. Desde la política hasta la cultura del botellón, desde el valor del dinero hasta las leyes antitabaco pasando por la idea de la felicidad. Hacía tiempo que los flamencos no encontrábamos un libro en el que poder copiar y recordar tantas frases y aseveraciones. De esas que uno debería cincelar en cada baldosín de su casa.

La figura de Dios, por su parte, queda en todo momento expuesta a los latigazos de su rencor. Desde la crítica más feroz hacia ese ser todopoderoso, se observa a una persona que anhela, sin embargo, una reconciliación amistosa con el juez cuyas sentencias le han hecho, sin duda, tirar la toalla.

Las familias Muñoz y Alcón, por último, serán las que reciban el más emocionado homenaje de este hombre. “El Alma Compartida” analiza a todas y cada una de las gentes que rodearon el desarrollo de Manuel, a todos los niveles, en su entorno gaditano y en otros puntos clave de su infancia y juventud.

Manolo Sanlúcar, guitarrista sincero en los escenarios, en estas líneas es capaz hasta de contarle al mundo sus “fallos” a Ana, su queridísima y valiosa compañera de vida. Todo, sin dejar de evocar continuamente las figuras de su padre y su hijo, los pilares que cayeron, haciendo tambalearse una estructura que él mismo no acertaba a ver nunca completamente estable.

El inicio y el final de “El Alma Compartida” se acaban convirtiendo en dos elegías, poemas incluidos, que sobrecogen por su crudeza y emoción.

Ante todo, Manolo Sanlúcar viene a demostrar y defender la humildad y nuestra condición humana como guías a las que merece la pena agarrarse siempre. Y su intención queda bien clara desde el principio: “Si no hubiera nacido, no creo que hubiera sido menos de lo que soy”.