Coronavirus. Una mala pesadilla, 2020
Autor: Juan Carlos Muñoz,
LA LÍRICA FLAMENCA DEL CORONAVIRUS A ESCENA
José Cenizo Jiménez
Ha publicado otros libros con variedad de estilos: fandangos, soleares, serrana, tangos, granaínas, tientos… Esta obra que comentamos está dedicada íntegramente a un amargo pero muy actual motivo de inspiración, el mundialmente famoso como nunca coronavirus, la maldita pandemia que tantos disgustos a todos los niveles -individual, social, económico…- nos está dejando este fatídico 2020, al menos desde mediados de marzo que fue cuando se decretó en España el cerrojazo, el confinamiento, luego desescalada y finalmente ese eufemismo llamado nueva normalidad. Cuando escribo estas palabras, finales de julio, vamos por rebrotes, mascarilla obligatoria en casi todo el país… Y un final de verano que ya apunta a lo peor.
Hombre sensible y preocupado por el hombre y la vida, sintió Juan Carlos Muñoz la necesidad de escribir sobre lo que estaba viviendo desde su confinamiento. Nosotros hemos tenido la oportunidad de recopilar algunas de sus letras junto a otras referidas a este asunto, antología incompleta que hemos publicado, en dos artículos, en la revista La Flamenca. Asimismo, abrimos en YouTube un canal titulado Versos para alivio del confinamiento (luego desescalada, etc.), con lectura de muchos poemas, no necesariamente alusivos al coronavirus, y donde amablemente colaboró un buen número de poetas, entre ellos nuestro autor reseñado.
En este libro se sirve de esquemas clásicos del cante como la soleá, la seguiriya, la copla o la quintilla para transmitir su desazón, el miedo que nos ha llegado de pronto. Como dice Alfredo Valencia en el prólogo, se muestra como notario de lo que estaba sintiendo junto a sus familiares. Habla de dolor, de necesidad de luchar, de valorar la libertad y de desear ver el mar como ejemplo de dicha de vivir. Tampoco olvida a los que han estado en primera línea, como personal sanitario y transportistas. Aquí algunos ejemplos:
Maldigo al coronavirus
y el daño que está causando,
mucha gente inocente
sin culpa lo están pagando.
En estos días encerrao
he llegado a valorar
esa joya tan valiosa
como es la libertad.
Cuando todo esto acabe
necesito ver el mar,
sentarme en la orillita,
ver las olas de llegar
y sentirlas a mi verita.
El mundo sigue llorando
mientras el coronavirus
sigue y sigue matando.
Llevan días sin descansar
y alejaos de sus familias,
con sus manos al volante
procuran con sacrificio
que España salga adelante.