Coplas del querer


Discos Flamencos
Miguel Poveda
Universal. 2009
Marcos Escánez Carrillo


Elogiar a un artista que tiene ganada la opinión pública y la privada, puede parecer fácil. Seguramente lo es… Pero puedo asegurar que se hace verdaderamente complejo cuando intentas aportar algo que no se haya dicho con anterioridad. Incluso, es difícil no caer en el fácil recurso de no repetirse. Tampoco ayuda el hecho de que hoy toque reseñar un disco de copla en lugar de atacar el flamenco, donde nos sentimos más cómodos.

En cualquier caso, el disco doble “Coplas del querer” le ha valido a Poveda para alzarse con el premio nacional de la música. Y aunque es difícil valorar si este reconocimiento se debe al disco, al formato o simplemente al turno (ya le tocaba), este hecho afianza la copla como un estilo musical con amplia aceptación popular. ¡Para que luego digan que la copla está muerta!. O peor aún, se asocie con la dictadura preconstitucional.

Como debilidades, se conocían en Miguel el tango argentino y la copla. En ambos había hecho incursiones esporádicas, pero este trabajo es un desarrollo completo, con paso firme y solvente. Quiero imaginar que el episodio del tango está pendiente...

Estas “Coplas del querer” son las coplas de siempre, sonidos de infancia para casi todos los que pasamos los 30 años. Canciones que de una u otra forma, en algún momento nos han acompañado o hemos hecho nuestras, pero de una forma especial; porque quien disfruta estas coplas alguna vez, no las olvida nunca. Quizá esto sea lo más importante de esta música andaluza.

La orquestación es responsabilidad de Joan Albert Amargós, delicada en algunos pasajes, sutil en otros, alejada del concepto muchas veces. Otro coprotagonista de la aventura es Chicuelo, guitarrista habitual de Poveda, genial en el acompañamiento y capaz de ayudar al Joven Maestro a regalar lo mejor de sí mismo. Eso es lo que hace Miguel en este disco, que quiero imaginar que grabó sin estrés ni presión alguna. Seguramente, uno de los procesos de producción que más y mejor habrá disfrutado.

Por eso, la sensación al escuchar el disco, es el de una voz regalada en el tiempo, que no ha considerado necesario reinventar la copla, ni adaptar sus facultades a la estética estereotipada de la tonadilla. La única técnica constante en todo el trabajo es el gusto personal y para superar todos los retos, Miguel cuenta con el mayor acierto del proyecto, que no es otro que la selección de las coplas.

Verdaderamente, lo fácil es contar excelencias de aquel que goza de la simpatía y la admiración de todos, pero es que... ¡es tan fácil admirar a este gran artista!.