Confesión de parte


Libros
Juan Manuel Suárez Japón
Libros con Duende, 2016
José Cenizo Jiménez


SUÁREZ JAPÓN, UN SEÑOR DEL FLAMENCO

Juan Manuel Suárez Japón, Confesión de parte, Sevilla, Libros con Duende, 2016, 358 págs.

José Cenizo Jiménez



Juan Manuel Suárez Japón, exconsejero de Cultura y exrector de la UNIA, ha publicado con asiduidad en los últimos años libros sobre flamenco, bien en forma de biografías o entrevistas (Cristina Hoyos, Manuel Morao), bien en forma de libro de recopilación de artículos y conferencias (Escritos flamencos, editado por el Grupo Joly).


En 2016 nos entrega Confesión de parte, un recorrido personal, inevitablemente subjetivo, por el flamenco de las últimas décadas, tanto desde la visión de gestor como la de aficionado muy entregado (desde muy joven se aficionó, incluso llegó a tocar la guitarra con cierta solvencia).

Este libro es una útil recopilación de artículos o conferencias dispersas, aunque la unidad se basa en la reflexión personal sobre el flamenco reciente. Se divide en ocho partes, escritas con mayor o menor grado de aliento biográfico, según su contenido. Acaba siendo una obra amena porque nos acerca al autor, que proporciona datos y anécdotas de primera mano (por su protagonismo como gestor cultural) de la realidad flamenca desde los setenta, y a la vez destellos y reflexiones de su propia relación con el flamenco y los flamencos desde la juventud.

En estos ocho capítulos reflexiona sobre su aprendizaje de la guitarra como medio de entender más y mejor el flamenco; su formación inicial mairenista y el encuentro con el mundo flamenco de Cádiz; el enfrentamiento a la realidad del flamenco entre la tradición y la modernidad; su experiencia desde la atalaya de consejero de Cultura de la Junta de Andalucía; la inutilidad del tópico de que el flamenco se muere; el flamenco en la Academia con el recuerdo a Félix Grande; el flamenco, la UNESCO y el Estatuto de Autonomía; y Tres reflexiones sobre Antonio Mairena y su obra.

No oculta su filiación a la visión del cante y a la obra de Antonio Mairena, así como su admiración por otros artistas como Manolo Sanlúcar, Mario Maya, Matilde Coral, Manuel Morao, Cristina Hoyos, etc. Analiza con criterio la eclosión de nuevas voces y tendencias desde los años setenta del siglo pasado, constatando que en esa época la innovación no era cosa de mediocres.

Cualquier acercamiento al flamenco, por crítico que sea, lo hace nuestro autor siempre con cordura, elegancia, respeto. Siempre veremos una óptica sensata, aunando tradición y modernidad, aunque postulando que no todo sirve. Reivindica el papel vital de las instituciones (Junta de Andalucía sobre todo) en la apreciación del flamenco y considera imprescindible que se acerque al mundo de la educación.

Es la visión personal, en el seno de una acción institucional y en un contexto determinado, de un hombre bueno del flamenco, del que desde ya esperamos nuevos frutos de su reflexión e investigación.