Camino y tiempo


Discos Flamencos
Enrique el Piculabe
Universal (2009)
Pablo San Nicasio Ramos


Dos de las razones para ser prudentes en las valoraciones, son las que dan nombre precisamente al primer disco del madrileño Enrique “El Piculabe”. “Camino y Tiempo”.

Cantaor de muy poca trayectoria aún, sin tiempo ni camino en esto (todo llegará) este carabanchelero de Pan Bendito se aventura en el mundillo discográfico con un trabajo marcadamente gitano. Con la estética más actual de lo que se demanda en el sector calé del flamenco. A saber: tangos y bulerías con la mayor dosis posible de parentesco tímbrico con la escuela y legión de artistas que beben del arte de Camarón de la Isla.

Estamos seguros por tanto de que, entre sus partidarios y seguidores, este disco habrá dado en el clavo.

Ojo, que hacer esto no es fácil y aquí esta muy pero que muy bien hecho. Lo que ocurre es que no hay mucho más, eso es lo que complica todo.

Como decimos, en la parte positiva están sus gratas condiciones cantaoras, con afinación estimable y desgarro gitano para los que quieran mirar no muy atrás.

Compás además muy edulcorado con letras que recuerdan la herencia camaronera y que, en algunos pasajes, suponen una buena muestra, o incluso una cumbre, de este nuevo género “post”, nacido a inicios de los noventa.

Los tres tangos y las otras tantas bulerías del álbum suenan bien, pero mucho mejor a las tres de la madrugada en la barra de un bar. Las alegrías están en su sitio, los fandangos y la taranta (suelen relegarse ya como reliquias en los discos) también. Son cortes de poca fantasía en cuanto a nuevos caminos o aventuras arriesgadas, pero ninguno de ellos tampoco lleva delito en los gritos. Repito, habemus cantaor gitano.

Pero como cualquiera que haya visto a este artista sabe que hay condiciones para ampliar repertorio, nosotros no podemos ser la excepción y animamos a “Piculabe” a darse una vuelta por toda la geografía flamenca. Pero él solo, sin palmeros ni aduladores.

Más allá de todo esto, “Camino y Tiempo” cuenta con unas guitarras que ya quisiera cualquier cantaor del panorama actual. Pasen y vean: Pepe Habichuela y su Josemi, Morao, su hijo Diego y Paquete. Con Montse Cortés y Negri en los coros…

Así todo queda más claro. Esto es lo que se llama, repito, cante gitano de nuevo (o no tan nuevo) cuño.
Se puede y se debe pedir más a la raza. Y a la industria.