Cambio de sentido


Discos Flamencos
Dani de Morón
Discmedi, 2013
Pablo San Nicasio Ramos


Dani de Morón era el último de los nuevos guitarristas con grandes aspiraciones que quedaba por sacar disco al mercado. Y ya, con este “Cambio de Sentido”, por fin tenemos la baraja completa de los “sucesores”. Con sus cartas y armas al descubierto.
Su nombre venía sonando desde que comenzó a acompañar con cierta asiduidad a cantaores como “Arcángel” o desde que, coyunturalmente, Paco de Lucía le llamara para secundarle en algunos momentos de sus giras.


Con semejantes compañeros de viaje era lógica la expectación que se iba formando. Eso y el estado algo desconcertante del panorama guitarrístico. Momento de gran importancia porque se nota sin duda el menor seguidismo hacia un Paco de Lucía cada vez menos protagonista, por lógica; añadiéndose la retirada del maestro Sanlúcar y los nebulosos momentos de los principales baluartes de la generación posterior.

La guitarra busca una ruptura, una señal, otro abanderado que aporte la seguridad de un referente unívoco o, por lo menos, con un buen arsenal de propuestas novedosas continuadas.

En “Punto de Encuentro” nos encontramos con un guitarrista de extrema solvencia técnica y armónica. Y, es más, también “pasado” de flamencura, algo que muchas veces es inversamente proporcional a los otros dos factores. Los mimbres, efectivamente, existen en grandes cantidades.

Algo que, no obstante, quizá no notamos que se explote en la totalidad del disco. Daniel López Vicente gana a los puntos habiendo podido ganar por K.O.

Abre con las rítmicas y experimentales bulerías “Barrio C”. Pieza donde la guitarra es un instrumento de creación armónica y también percusiva. No sólo Piraña y los Mellis marcan el camino de los acentos. Es Dani de Morón quien se suma a ese concepto, primando siempre el “aire” por encima de cualquier melodía duradera. Exactamente lo mismo que se desprende de la soleá “Siete Revueltas”. Casi una huída de la melodía o de la cuerda “pelá”, salvo en una parte central con añejas falsetas que huelen a Montoyismo y lo que ello comporta. Es lo más “asequible” al oído de alguien que busque ecos pasados.

Porque según nuestro parecer, la guitarra de Dani Méndez (otro de sus nombres artísticos) se ha propuesto crear ambientes y sensaciones, nuevos espacios, más que líneas cantables a las que agarrar al oyente. Escúchense con atención la rondeña dedicada a su madre. En este sentido, notamos claramente más fuerza armónica en él que en otros de su generación.

Siempre con la intervención solitaria de Dani (percusiones aparte) se desarrolla un disco donde no se ha buscado la colaboración de vocalistas ni grandes nombres más allá de los pesos pesados que, como decimos, colorean con la percusión. Y bien que podría haberlo hecho. Algo que sin duda agradecerá en el futuro la guitarra del sevillano, que busca tener peso específico sin falsos trampolines.

Tremendos hallazgos son, por otro lado, las bulerías “Cambio de Sentido” que dan nombre al disco y que sí, a pesar de seguir sin encontrar el rumbo melódico total, si regalan una composición con un resultado conceptual muy interesante y mucho más coherente. En esta pieza el aficionado sitúa a Dani en un contexto parecido al de un primer Antonio Rey. Al fin y al cabo parece lógico, dado que esta es la primera propuesta del sevillano, otro guitarrista superdotado.

Más allá incluso va la rumba “Tú lo tienes” y los tangos “Yé”, al nivel de cualquier gigante. En Dani de Morón también hay posibilidades melódicas, pero no insistiremos más en señalar que no es su principal meta en esta ópera prima.

Como obra y concepto más logrado situamos “Inmigración”, doble pieza que cierra el disco y que supone el punto medio entre la experimentación y la certeza creadora. Extraordinario epílogo que en algunos casos retumba tanto como la problemática que aborda. Pieza que puede y debe ser bandera del disco.

Trabajo donde hay un resultado desigual pero que, además de situar a Dani de Morón en el puesto que se le presumía, debe dejar un camino expedito para logros aún mayores.