ARGENTINA, DE SEVILLA AL CIELO
(ÉXITO Y PODERÍO EN JUEVES FLAMENCOS DE CAJASOL, 4-5-23)
JOSÉ CENIZO
Volvió la cantaora Argentina (Huelva,1984) la programación de los Jueves Flamencos de la Fundación Cajasol en Sevilla. Siempre que asistimos a estos Jueves ya emblemáticos nos acordamos de su director durante tantos años, el llorado e impagable Manuel Herrera Rodas, DEP. Ahora los dirige también con acierto el cantaor y cantante Manuel Lombo, que, como Argentina y tantos otros buenos artistas jóvenes, se ha formado en la Fundación Cristina Heeren, donde tan sobresalientes frutos -por la apropiada simiente- han salido y siguen saliendo.
En consecuencia, asistimos a una noche de cante con fuerte carga clásica pues, como dice en el programa de mano, Argentina “escucha el legado maravilloso que han dejado artistas flamencos de generaciones anteriores”, lo que no impide que se aporten, en el cante y en el toque, algunos matices personales y una interpretación adaptada a la técnica o a la voz que les son propias. En el caso de la voz, la de Argentina es de fuerza, ímpetu, capaz de dar los tonos altos con intensidad y aparente facilidad sin desdeñar la suavidad y enganche sentimental de los bajos (la serrana o la malagueña del Mellizo son buenas muestras). Cantó por toná, tientos tangos, serrana, malagueña, soleá, petenera, guajira, tarantas, rondeñas, seguiriya, fandangos de Huelva, alegrías, cuplés por bulerías (la canción “Córdoba” de Medina Azahara de forma brillante) o el bis pedido por el público con letras de las canciones “María la Portuguesa”, “Romance de la Reina Mercedes” o “¿Y cómo es él?” (de José L. Perales), que ella borda con esa voz dúctil y ese poderío vocal al que aludíamos. Empezó a palo seco por tonás, toda una declaración de intenciones. Unió palos de diferentes ritmos, orígenes y características, letras tradicionales y otras más recientes o de creación, lo bullicioso y festero y lo íntimo y profundo, en fin, un concierto bien planteado, incluso, como dijo, con algunos cantes en desuso, que se hacen poco, por desgracia. Trajo a relucir nombres grandes del flamenco: Antonio Mairena, Manuel Torre, Pastora Pavón, María Borrico, Pérez de Guzmán, El Mellizo, Chacón, etc. Y un regalo inesperado: el solo de guitarra de Jesús Guerrero. Ya convencía en su acompañamiento, clásico y a la vez nuevo y con retazos personales, pero su solo fue magnífico, tanto que se llevó uno de los grandes aplausos de la noche. Los Mellis, en lo suyo, hacer volar las manos, cumpliendo con creces.
En conclusión, un recital grande. Me acordé de cuando la conocí. En 2005 daba una conferencia sobre “Los apodos en el Flamenco” en el marco de la II Semana cultural flamenca de Marchena (Sevilla). Ya entonces me sorprendió por su voz, su fuerza, su entrega, conocimiento y afición. Todo eso que ahora, aumentado, me ha corroborado. A mí y al público asistente, que llenó la sala (lo que agradeció) y se notaba henchido de gozo. Argentina, de Sevilla al cielo. Una vez más. Enhorabuena por este homenaje a la tradición siempre viva en voces como la suya.
FOTOS: Remedios Malvárez, a quien quedamos agradecidos.