ANTONIO MORENO: UN DEVOTO DE LA PERCUSIÓN
“Al Golpe”. Percusión: Antonio Moreno y Agustín Jiménez. Cante: Juan José Amador. Dirección musical: Antonio Moreno. Aparato: Pedro G. Romero. Producción: Sofía Aguilar. Iglesia de San Luis de los Franceses, Sevilla, 27 de septiembre de 2016.
Su propuesta era llamativa y entregada, radical y honda desde el primer asomo, haciendo ritmo con unas varas blandidas al aire y unas bolsas llenas de piedras en las caderas. A partir de ahí, percusión total, con variados materiales e instrumentos: botellas, vaso, mesa, suelo, tambor, marimba, batería, gong… Ni caja ni guitarra. Y el cuerpo, estilizado y puro nervio como el de los bailaores potentes, un territorio sonoro de inmensas posibilidades. El cuerpo como objeto de deseo y percusión, con detalles que recuerdan a Israel Galván en un intento de baile y una entrega absoluta a la ejecución, incluso de forma facial: Antonio está en otro mundo, en su mundo de percusión, de música a fuerza de golpes cuando sube al escenario, pero sin perder el contacto con el público, la picardía, el gozo.
Estuvo acompañado, y muy bien, por Agustín Jiménez, joven dotado de una serenidad, seguridad y técnica palpables. Su minera de Paco de Lucía, con el vibráfono, sonó a gloria en ese marco tan divino y tan humano. Y, en el cante, por Juan José Amador. Palabras mayores: impresionante su planta de flamenco, extraordinario su eco, su lección, su conocimiento, penetrante su voz. Hizo saeta, taranta o fandango, pero sobre todo nos sedujo por soleá, acompañado frente a frente, en una mesa, por los golpes de Antonio. Así no canta cualquiera.
Antonio no dejó nada por golpear, casi. Todo sonaba a flamenco. En la segunda parte, intentó dar al recital un motivo narrativo, algo que sólo se entiende si se lee el programa de mano. Algo referente a varias historias del Polígono San Pablo de Sevilla, historias de wistoneros y gamberros. Quizá esa parte, idea de Pedro G. Romero, es más prescindible y queda como más artificial y confusa.
De cualquier forma, con los detalles de calidad percutiva de la tarde y sobre todo con la soleá al golpe (en la mesa) de Juan José Amador, concluimos que el espectáculo merece la pena llevarlo a cualquier rincón del mundo. Antonio nos deparará muchas alegrías en el futuro. Este Doctor en “Estudios avanzados de flamenco” tiene mucho que decir y que golpear. El título académico se le otorgó en el marco del programa de Doctorado que tuve el honor de coordinar dos años para la Universidad de Sevilla… Decir Doctor en flamenco, como en el programa de mano, es una reducción coloquial. De todas formas, como artista, también lo es, Doctor en flamenco, claro.