Enclavado en la familia más jonda de la tierra lebrijana, en la que conciernen figuras como Juan Peña "El Lebrijano", Pedro Bacán, Fernanda y Bernarda de Utrera, ve la luz en 1939 Miguel Peña Vargas, en el vasto seno de los Pinini, semillero de excelentes flamencos.
Miguel El Funi es un cantaor que ha estado envuelto durante toda su vida en el cante más tradicional de su tierra, motivo por el cual se le considera uno de los cantaores lebrijanos más puros y fiel a la tradición del cante flamenco de su familia. No obstante presenta un trazo personal en el cante y el baile por bulerías que siempre le ha distinguido entre otros, debido a que es un artista al que le gusta mucho improvisar y jugar con esos aires gitanos familiares.
Así absorbe el nombre el último disco de Miguel El Funi, “Aires Gitanos”, disco que tras escucharlo deja un poso de arte puro, sincero, antiguo, familiar, con un regusto con sabor a El Funi.
El primer corte del disco, la “Bulería Cuplé” presenta en su inicio un sabor inconfundible a los toques lebrijanos de Pedro Bacán en la guitarra de “Yzan”, donde el cante de El Funi homenajea a los toreros Belmonte y Joselito. Ejecuta un Taranto de Manuel Torre medido bajo el compás de la bulería, aires de Rondeña del Gallina y Cuplé por bulerías con remate lebrijano.
Suenan ecos de Paco la Luz en la seguiriya rítmica la que cierra con una Cabal del Fillo.
Nos deja unos fandangos típicos de la zona de Lebrija y Utrera, que aun perduran en nuestra membrana auditiva en las voces de Fernanda y Bernarda, son los fandangos desarrollados sobre el compás de la bulería por soleá. En esta ocasión Miguel El Funi se acuerda de El Almendro en dos ocasiones y termina con un fandango del jerezano Manuel Torre.
En el siguiente corte por bulerías, suenan ecos de Jerez, de Lebrija, de la Bulería Romanceada con aires de Antonia Pozo y de La Rumbilla.
El santo y seña de los cantes de Lebrija, suenan en las cantiñas de su familia “Los Pinini”, con un sabor rancio y puro que les deja impresas El Funi.
Otro cante por seguiriya pero en este caso más ad-livitum, con aires de Joaquín Lacherna, Joanichi el Manijero y Curro Durse.
La frescura y la esencia de los aires primitivos de María Peña, aires prácticamente desconocidos, se funden en el cante por Bulería por Soleá, exceptuando algunos cantes por soleá, realiza El Funi un maravilloso cierre acantiñao de corte lebrijano.
Martinetes y Tonas con un gran dramatismo suenan en su voz.
Soleá de corte alcalareño jugando con los aires de Juan Talega y en algunas ocasiones a Tío Borrico.
Cierra el disco con unas bulerías romanceadas con aires de Antonia Pozo, de La Rumbilla, de la Chacha Carmen y del Tío Benito.
En definitiva estamos ante un disco que suena a Lebrija, a Tío Benito, a Antonia Pozo, a La Rumbilla, a Fernanda la Pinini, a Bastián Bacán, a Diego el Lagaña. Ecos fundidos en la voz de Miguel El Funi, ecos guardados en muchas noches de juerga con su familia y con grandes artistas como Talega o Tío Borrico, pero fundamentalmente, suena rancio y puro, a uno de los Caracoles de Oro, que no es otro que Miguel El Funi.
Miguel El Funi es un cantaor que ha estado envuelto durante toda su vida en el cante más tradicional de su tierra, motivo por el cual se le considera uno de los cantaores lebrijanos más puros y fiel a la tradición del cante flamenco de su familia. No obstante presenta un trazo personal en el cante y el baile por bulerías que siempre le ha distinguido entre otros, debido a que es un artista al que le gusta mucho improvisar y jugar con esos aires gitanos familiares.
Así absorbe el nombre el último disco de Miguel El Funi, “Aires Gitanos”, disco que tras escucharlo deja un poso de arte puro, sincero, antiguo, familiar, con un regusto con sabor a El Funi.
El primer corte del disco, la “Bulería Cuplé” presenta en su inicio un sabor inconfundible a los toques lebrijanos de Pedro Bacán en la guitarra de “Yzan”, donde el cante de El Funi homenajea a los toreros Belmonte y Joselito. Ejecuta un Taranto de Manuel Torre medido bajo el compás de la bulería, aires de Rondeña del Gallina y Cuplé por bulerías con remate lebrijano.
Suenan ecos de Paco la Luz en la seguiriya rítmica la que cierra con una Cabal del Fillo.
Nos deja unos fandangos típicos de la zona de Lebrija y Utrera, que aun perduran en nuestra membrana auditiva en las voces de Fernanda y Bernarda, son los fandangos desarrollados sobre el compás de la bulería por soleá. En esta ocasión Miguel El Funi se acuerda de El Almendro en dos ocasiones y termina con un fandango del jerezano Manuel Torre.
En el siguiente corte por bulerías, suenan ecos de Jerez, de Lebrija, de la Bulería Romanceada con aires de Antonia Pozo y de La Rumbilla.
El santo y seña de los cantes de Lebrija, suenan en las cantiñas de su familia “Los Pinini”, con un sabor rancio y puro que les deja impresas El Funi.
Otro cante por seguiriya pero en este caso más ad-livitum, con aires de Joaquín Lacherna, Joanichi el Manijero y Curro Durse.
La frescura y la esencia de los aires primitivos de María Peña, aires prácticamente desconocidos, se funden en el cante por Bulería por Soleá, exceptuando algunos cantes por soleá, realiza El Funi un maravilloso cierre acantiñao de corte lebrijano.
Martinetes y Tonas con un gran dramatismo suenan en su voz.
Soleá de corte alcalareño jugando con los aires de Juan Talega y en algunas ocasiones a Tío Borrico.
Cierra el disco con unas bulerías romanceadas con aires de Antonia Pozo, de La Rumbilla, de la Chacha Carmen y del Tío Benito.
En definitiva estamos ante un disco que suena a Lebrija, a Tío Benito, a Antonia Pozo, a La Rumbilla, a Fernanda la Pinini, a Bastián Bacán, a Diego el Lagaña. Ecos fundidos en la voz de Miguel El Funi, ecos guardados en muchas noches de juerga con su familia y con grandes artistas como Talega o Tío Borrico, pero fundamentalmente, suena rancio y puro, a uno de los Caracoles de Oro, que no es otro que Miguel El Funi.