Adiós, 2020
Hemos terminado el año con los ojos puestos en el fin de la pandemia, que ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Y lo digo porque estoy convencido que nada será como antes cuando esto termine. Esto del virus resulta ser un negocio extraordinariamente rentable para las empresas que fabrican vacunas y para las que fabrican mascarillas, o incluso para los vendedores de contenidos online… así que no confío en que nos dejen tranquilos y nos obligarán a incorporar estos usos y costumbres a nuestras vidas.
El año no ha podido ser más malo para la economía y para la sociedad, pero muy especialmente para la cultura, que ha sido la gran olvidada por las instituciones. Se han cancelado conciertos con una facilidad pasmosa… y digo bien…. Se han cancelado cuando podrían haberse aplazado. Pero hasta en eso han sido impíos los organismos, alegando que el 20 y el 21 son ejercicios económicos distintos y por tanto, las partidas también lo son. A la peregrina excusa de que han tenido que asignar el presupuesto de cultura y de festejos para hacer frente a la pandemia, añaden que no se puede aplazar porque los secretarios y contables no lo permiten… Así… como suena…. Y se quedan tan a gusto… Cuando los secretarios y contables tampoco deben permitir que las partidas económicas asignadas se destinen a fines distintos. O sea, que a las fatigas del hambre hay que añadir la fatiga de que te tomen por idiota.Hemos terminado el año con los ojos puestos en el fin de la pandemia, que ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Y lo digo porque estoy convencido que nada será como antes cuando esto termine. Esto del virus resulta ser un negocio extraordinariamente rentable para las empresas que fabrican vacunas y para las que fabrican mascarillas, o incluso para los vendedores de contenidos online… así que no confío en que nos dejen tranquilos y nos obligarán a incorporar estos usos y costumbres a nuestras vidas.
La cultura está herida de muerte. Este virus se ha llevado por delante el trabajo y la ilusión de mucha gente y la vacuna que viene no nos promete recuperar a los artistas que han tenido que dedicarse a otras actividades para subsistir.
No, no me sale del alma ningún comentario constructivo que hacer. No, no me apetece que aflore ninguna actitud conciliadora. Y sí…. Estoy hasta la coronilla de hablar de este puto virus.