Adiós, 2020


Opinión
Marcos Escánez Carrillo

Marcos Escánez Carrillo


Adiós, 2020

Hemos terminado el año con los ojos puestos en el fin de la pandemia, que ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Y lo digo porque estoy convencido que nada será como antes cuando esto termine. Esto del virus resulta ser un negocio extraordinariamente rentable para las empresas que fabrican vacunas y para las que fabrican mascarillas, o incluso para los vendedores de contenidos online… así que no confío en que nos dejen tranquilos y nos obligarán a incorporar estos usos y costumbres a nuestras vidas.

El año no ha podido ser más malo para la economía y para la sociedad, pero muy especialmente para la cultura, que ha sido la gran olvidada por las instituciones. Se han cancelado conciertos con una facilidad pasmosa… y digo bien…. Se han cancelado cuando podrían haberse aplazado. Pero hasta en eso han sido impíos los organismos, alegando que el 20 y el 21 son ejercicios económicos distintos y por tanto, las partidas también lo son. A la peregrina excusa de que han tenido que asignar el presupuesto de cultura y de festejos para hacer frente a la pandemia, añaden que no se puede aplazar porque los secretarios y contables no lo permiten… Así… como suena…. Y se quedan tan a gusto… Cuando los secretarios y contables tampoco deben permitir que las partidas económicas asignadas se destinen a fines distintos. O sea, que a las fatigas del hambre hay que añadir la fatiga de que te tomen por idiota.

La cultura está herida de muerte. Este virus se ha llevado por delante el trabajo y la ilusión de mucha gente y la vacuna que viene no nos promete recuperar a los artistas que han tenido que dedicarse a otras actividades para subsistir.

No, no me sale del alma ningún comentario constructivo que hacer. No, no me apetece que aflore ninguna actitud conciliadora. Y sí…. Estoy hasta la coronilla de hablar de este puto virus.