El 2019 ha sido el año de las elecciones, y ya se sabe, la cultura pasa a un segundo plano cuando los sillones están en juego. Ha sido el año en que los líderes políticos españoles han demostrado todo lo que no se debe hacer y han permitido que los ciudadanos acabemos abominando de todo lo que deberían representar..., entre otras cosas, porque el pueblo les ha enviado un claro mensaje para que dialoguen y además de no haberlo entendido, han demostrado la más absoluta incompetencia para hacerlo.
El 2019 ha sido el año de las movilizaciones para despertar la conciencia climática, pero lejos de conseguir dicha concienciación sobre el mismo y la necesidad de cambiar hábitos de fabricación y de consumo que contaminen menos, lo que se ha conseguido es oficializar el desprecio más absoluto al medio ambiente y poner en entredicho la veracidad del cambio climático. Trump se alinea con Bolsonaro para ser lo mismo de impresentables y de analfabetos.
El 2019 ha sido el año del Proces, de Rosalía, de Juego de Tronos, de los chalecos amarillos y de Vox. Y por ende, también ha sido el año en que hemos conocido que existen niños migrantes que han llegado a España desamparados y que nadie quiere cerca; la violencia de género ha pasado a llamarse violencia doméstica; y hemos prendido que no es delito que un arquitecto firme proyectos antes de terminar la carrera.
En el 2019 hemos visto la primera imagen de un agujero negro y la energía oscura sigue siendo un enigma que ocupa el 75% del universo... Algo más de luz hemos tenido con la resolución del caso de los Eres; y por fin asistimos a reacciones colectivas desencadenas por la desigualdad y la injusticia social en lugares tan impensables como Chile, Colombia o Haití en América Latina, Hong Kong en Asia o Líbano en África.
Y como esto va de flamenco, el 2019 también ha sido el año en el que ha cambiado la dirección del Instituto Andaluz del Flamenco, el máximo organismo oficial que se dedica a la gestión y dinamización de esta cultura, y la cosa promete cambios considerables para este 2020 que empieza.
Desde Jondoweb, os deseamos lo mejor.
El 2019 ha sido el año de las movilizaciones para despertar la conciencia climática, pero lejos de conseguir dicha concienciación sobre el mismo y la necesidad de cambiar hábitos de fabricación y de consumo que contaminen menos, lo que se ha conseguido es oficializar el desprecio más absoluto al medio ambiente y poner en entredicho la veracidad del cambio climático. Trump se alinea con Bolsonaro para ser lo mismo de impresentables y de analfabetos.
El 2019 ha sido el año del Proces, de Rosalía, de Juego de Tronos, de los chalecos amarillos y de Vox. Y por ende, también ha sido el año en que hemos conocido que existen niños migrantes que han llegado a España desamparados y que nadie quiere cerca; la violencia de género ha pasado a llamarse violencia doméstica; y hemos prendido que no es delito que un arquitecto firme proyectos antes de terminar la carrera.
En el 2019 hemos visto la primera imagen de un agujero negro y la energía oscura sigue siendo un enigma que ocupa el 75% del universo... Algo más de luz hemos tenido con la resolución del caso de los Eres; y por fin asistimos a reacciones colectivas desencadenas por la desigualdad y la injusticia social en lugares tan impensables como Chile, Colombia o Haití en América Latina, Hong Kong en Asia o Líbano en África.
Y como esto va de flamenco, el 2019 también ha sido el año en el que ha cambiado la dirección del Instituto Andaluz del Flamenco, el máximo organismo oficial que se dedica a la gestión y dinamización de esta cultura, y la cosa promete cambios considerables para este 2020 que empieza.
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