A mis hermanos


Discos Flamencos
Diego Clavel
Karonte, 2015
Antonio Nieto Viso


Diego Clavel, es un cantaor que nació en Puebla de Cazalla el año 1946. Por lo que pertenece a una generación que aprendieron de maestros que por aquella época estaban en la labor de regeneración del Cante limpiándolo de las asperezas adheridas de las modas que lo habían contaminado.

La Puebla es un enclave privilegiado para el flamenco, a unos pasos de Sevilla se ha beneficiado de las influencias sevillanas, y al mismo tiempo tiene grandes artistas, entre lo que se encuentra Diego Andrade Martagón, que siempre ha escogido los caminos de la tradición y del presente que le está tocando vivir.




Nadie le ha regalado nada, su amplia y rica discografía constituye un legado a tener en cuenta a la hora de escribir su honorable biografía. Desde sus principios, siempre lo ha dado todo a corazón abierto, para que el aficionado quedara satisfecho, tanto presencialmente como en el microsurco. Honrado a carta cabal siempre alcanza la perfección sobre todo en los cantes básicos.

Nos ha llegado su reciente trabajo titulado “A mis Hermanos” un doble Cd. en el que están recogidos veinticuatro cortes en los que hay un poco de todo, muy bien, menos bien, y regular, todos los pormenores los iré describiendo según mi modesta opinión. Está muy bien escoltado musicalmente por el sabio guitarrista Antonio Carrión, y por Manolito Herrera, un joven que promete mucho en el arte de acompañar. Con letras del propio cantaor, que nos sorprenden por su alto contenido social para exponer en la poesía flamenca sus propias vivencias personales en muchos de los pasajes.

Nos recibe en su obra con la alboreá a un ritmo más rápido de lo habitual por parte de los guitarristas, una forma de tocar y de cantar, que venimos observando en ente y otros artistas, a mí no me gusta, aunque pienso que puede deberse a otra forma de evolución, pero creo que se corre el riesgo de romper parte de los esquemas que tanto trabajo ha costado conseguir a lo largo de los años.

Desarrolla muy bien la petenera de la Rubia de Málaga, que completa con la modalidad de Medina, que es como saben hacerlo los cantaores moriscos apegados a la escuela clásica.

Por falta de pellizco y arraigo personal desluce los jaleos extremeños en el compás y hasta en la estética sonora de esta modalidad. Todo lo contrario lo encontramos en la guajira de Cayetano Muriel, que con un soberbio toque nos adentra en este palo que Diego cierra con la modalidad que utiliza Luis de Córdoba.

Con los esquemas que nos ha dejado el maestro Fosforito, nos regala una lección por bamberas que sabe ilustrarlas con sus esencias propias. Se pasea por toda Andalucía, así lo deja patente en los estilos onubenses que creó Antonio Toscano, y se repliega a lo más tradicional con el romance basado en Antonio Mairena, pero que aquí suena muy bien al ir unidos voz y guitarra.

El joven guitarrista Manolito Herrera como cariñosamente le llaman en la Puebla le da tono con su sonanta en los aires festeros de Alosno sobrado de técnica. Nos sobrecoge en la malagueña al estilo de El Caribe con bellas curvas melódicas que cautivan al oyente. Dedica este cante a nuestro querido amigo Luis Soler Guevara, a quien desde aquí, le manifiesto mi cariño y respeto para este hombre bueno y humilde, que está comprendido como una de las personas que más saben del arte flamenco. Sirvan estas líneas para desearle larga vida en Málaga recibiendo la brisa del Mediterráneo.

A pesar de las altas temperaturas que estamos soportando, no he podido resistir la tentación de escuchar este bello villancico por cantiñas, que pasará a formar parte de los mejores versiones de esta modalidad, que se disfruta mucho al compás que creo Pinini, en mi opinión creo que está entre lo mejor de todo el Cd. por su originalidad y sencillez. Muy correcto y seguro lo encontramos en la liviana y la serrana ejecutada con maestría que Diego tiene para los cantes difíciles. Clásico y con añoranza cierra esta primera parte con el cante de trilla, que certifico su autenticidad por haberlo escuchado yo de niño en las eras de mi pueblo en aquellos calurosos mese de Julio de hace ya más de cincuenta años. Una reliquia de nuestros antepasados perteneciente al folklore andaluz. Un documento para la historia, y para que las generaciones venideras lo puedan apreciar como nosotros tuvimos la suerte de haberlo vivido en el escenario natural de la era trillando la parva al trote ligero de los mulos.

Un Diego Clavel rotundo, seguro y con sentimiento sigue su clase magistral con el martinete y la debla como hacía ya mucho tiempo no hemos escuchado. Cante sobre cante, letra sentida y filosófica para unos fandangos naturales que creó el Niño León, con un mensaje pidiendo respeto por nuestros mayores.

Cubre el expediente, pero no convence en las bulerías que carecen de arte y de calidad, no hay para más. Sin embargo ejecuta a la perfección los tangos del Chaqueta en los que percibimos la profesionalidad de las dos guitarras. Apreciamos ciertas recaídas, sin que ello signifique pérdida de calidad, pero sí de espíritu festero.

En los aires de Málaga está a gusto cantando el zángano de Puente Genil que recreó en su día Pedro Lavado y que creó el maestro Fosforito, no lo controla bien pero ha querido dejar constancia de una modalidad que en general se da bien a los cantaores cordobeses.

Tenemos la impresión de que en los fandangos del Gloria, el cantaor va por un lado, y el guitarrista por otro. Vuelve a cometer el error de acelerar el ritmo lo que estropea unas señas de identidad propias de este sentir. Le seguimos con mucha atención, y comprobamos que está correcto por alegrías de Cádiz. Tampoco me gustan sus bulerías por soleá, que ha cuidado poco, o bien no siente entusiasmo en este estilo de bulerías para escuchar.

Me convence por el fandango que creó El Peluso, que completa con una magnifica letra que viene muy bien para el momento político que estamos viviendo. Para ir completando los comentarios a esta obra, mencionamos los tientos, muy personales, con pleno dominio de la situación que cuenta con la excelente guitarra acompañante.

Diego Clavel se despide a lo grande con la debla que cuadra con la toná como cierre con los matices trianeros que él conoce muy bien a la hora de entregarse a estos cantes sin guitarra, símbolo de la tradición y el poderío que tiene que demostrar el artista que los lleva adelante sin auxilio de nada ni de nadie, como fue en un principio.

Termino diciendo que este doble Cd. del cantaor morisco ha arriesgado mucho, por eso merece nuestro respeto, sin olvidarnos que todo no puede ser impecable.