Conferencia


Lírica Flamenca. El verbo se hizo cante entre nosotros

Según Menéndez Pidal, «poesía tradicional es la que vive en variantes». Por ejemplo, el Cancionero Musical de Palacio, en ocasiones recopila varias versiones del mismo cantable. Los libretos del flamenco, poesía tradicional sin duda, esos cantables que se bordan sobre el bastidor del ritmo y la melodía de cada palo, existen en espíritu, en el platónico mundo de los arquetipos, para encarnarse en la fabla dialectal andaluza cada vez que son interpretados: sin perder su esencia permanente, son realizados de manera efímera, con la belleza instantánea y fugaz de una rosa. La Copla, es el nódulo, el sillar, el ladrillo, de la construcción lírica flamenca. Decimos Copla en su antigua acepción castellana, no en la confusa, penosa y patética expresión que ahora se usa en prensa y TV, como pésima traducción del couplet francés, para citar la canción andaluza. Copla derivada, en etimología convergente, de cópula, cobra y cúpula (por ser instante de placer sublime, bicha hermosa que pica y «mata en segundos», y corona cerrada en sí misma que culmina el edificio. La Lírica Flamenca, receptáculo y ejercicio retórico que condensa toda la tradición poética del Mediterráneo, usa de toda clase de efectos y juegos morfológicos a nivel de palabra: aféresis, síncopa, apócope; próstesis, epéntesis, paragoge; reduplicación; metátesis; substitución. Una rica exposición de ejemplos, a cual más expresivo, convierte esta árida clasificación en un jugoso y emocionante divertimento. Igualmente, trabaja a nivel de frase: comparaciones, alegorías, reticencias, hipérbole, prosopopeya, epanadiplosis, anáfora, abadiplosis, quedo, antítesis, pleonasmo, intertextualidad, metáforas diversas, metonimia, letanía..., (se dan cumplidos y deliciosos ejemplos). La grandeza artística de las letras flamencas se completa con planteamientos semánticos de gran audacia que determinan la flecha de la comunicación: exposición, narración, diálogo, descripción, expansión emotiva, apelación, onomatopeya... Y con la apertura al cultivo extensivo en intenso de una temática tan ancha como el propio valle del Guadalquivir, y tan honda como las fosas del Océano.
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Romualdo Molina