Sin muros


Discos Flamencos
David Peña Dorantes
Universal, 2012
Pablo San Nicasio Ramos


Los últimos años de David Peña “Dorantes” han debido de ser profesionalmente asfixiantes, rozando lo caótico para su agenda.

Esta conclusión se hace partiendo de dos evidencias: la última vez que le entrevisté, septiembre de 2009, estaba “a punto de sacar su disco”, el que nos ocupa. “Es una cuestión de ponerme y cerrarlo todo, de tener un hueco”.

Tan sólo dos discos en solitario le han valido para ser considerado una referencia del toque flamenco, en general, sin distinciones instrumentales. Y empezó con la guitarra. Quizá también por eso. Es una figura de primer nivel en el flamenco. Como decimos, comparable a cualquier guitarrista y sin duda un pionero en lo suyo, que no es tocar el piano a compás, sino ponerlo en lo más alto de la creación flamenca. En la misma vanguardia.

“Sin Muros” es su nueva propuesta, de apologético título y hondas convicciones pianísticas. Una generosa muestra de su talento, por minutaje, variedad de texturas, matices, estilos y número de temas. Hasta once, que no se supervisan en una hora de audición, como suele ser.

Es además una total muestra de poderío. Ya lo hemos visto con figuras de este tipo. El mismo Miguel Poveda ha presentado, también en Universal, su “ArteSano” con el marchamo de dominio de los hilos que mueven el flamenco. Esto es, capacidad de poner en los créditos los nombres que le vengan en gana. Y, a propósito del de Badalona, también se le oye por estos pagos.

Once cortes de audio complejos, largos y diseccionables en multitud de matices que hacen del conjunto una de las grandes reapariciones en el mercado de este 2012.

En esa parafernalia de notas de prensa con que se nos asedia a los medios antes de cada novedad discográfica se anticipaba lo ecléctico de “Sin Muros”. Disco que, según se nos decía, tocaba todos los terrenos. Jazz, clásica, tango argentino, contemporánea y, por supuesto, flamenco. Pero en mi opinión, no tanto por “tocarlos” de forma tangencial.

Es que Dorantes es una absoluta esponja musical y, como suele pasar con los grandes, tiene asimilados todos esos lenguajes y es posible que ya nunca se desprenda de ellos. Así que para el futuro seguramente habrá que quitar las etiquetas y pensar más que David Peña es ya el pianista total que muchos aventuraban.

En este trabajo cada uno de los temas está expresamente compuesto para las características de cada colaborador. David ha pensado en el contrabajista Renaud García Fons, el bandoneón de Marcelo Mercadante o las voces de Esperanza Fernández, José Mercé, Carmen Linares, Enrique Morente, Pedro Peña, Noa, Miguel Poveda o Arcángel. Casi nada

Cada uno en su terreno, ayudando con sus peculiaridades artísticas a erigir piezas que, en bastantes casos, tienen ya el marchamo de obras maestras.

Porque, aunque las colaboraciones son escandalosas (y de tremendo valor, fíjense en Morente) lo mejor de este trabajo es que nos reencontramos con un portentoso compositor y arreglista. Ese creador de himnos colectivos que ya habíamos escuchado antes en “Orobroy” y en “Sur”.

En esa línea destacamos una estupenda guajira que hace segundo lugar, la conmovedora granaína, los flamenquísimos tientos y, sobre todo, los tangos “Errante”, modelo de melodía, inserción de vientos como no se había hecho hasta la fecha en el flamenco y una fuerza expresiva que logra, mejor que ningún otro momento, dar en la tecla.

Cierra Dorantes con “Ante el Espejo”, pieza en cuatro movimientos de corte clásico, para conservatorio, donde son evidentes los recuerdos a la mejor tradición nacional pianística. Lo tiene todo.

Y ahora que vengan otros a mejorarlo.