Entre viejos zarzales


Discos Flamencos
Cancanilla de Málaga
EFV, 2010
Marcos Escánez Carrillo


A simple vista, parece un disco más. El formato jewelbox no es especialmente explícito, pero tras el primer vistazo no cuesta trabajo entender que se trata de un proyecto con enjundia. La participación de Ramón Soler con los textos es un indicio indiscutible de que el artista merece la pena. Soler no entra a cualquier trapo… Y las colaboraciones guitarrísticas dejan vislumbrar una apuesta por la variedad y la calidad: Antonio Moya, Juan Habichuela (padre e hijo) y Chaparro de Málaga, son los maestros elegidos para la base musical.

Cancanilla no es un cantaor al uso. Su peculiaridad estriba en la versatilidad que ha sabido y podido demostrar a lo largo de su ya larga trayectoria. Su bagaje como cantaor solista y para el baile se completa con una extensa carrera como bailaor. Aunque siempre ha estado vinculado a los tablaos madrileños, ha gozado de cierto reconocimiento entre los aficionados al flamenco.

Aunque para mí lo más llamativo de Sebastián Heredia Santiago es su evolución como cantaor. Por la época que le ha tocado vivir, la estética cantaora del Cancanilla de hace unos años era la impuesta por el malogrado Camarón. Sin duda, su mayor referencia, y es que somos lo que escuchamos... En cambio, en este disco, con casi 60 años en su haber, descubro a un cantaor hecho, que ha desarrollado su propio concepto, y todas las referencias que lo han marcado desde siempre aparecen como pequeños guiños que no determinan la estética, sino que adornan el desarrollo del cante. Esta evolución natural es el verdadero valor artístico de esta propuesta que nos presenta El Flamenco Vive.

Ahora Cancanilla es un cantaor solvente, que se mueve con alegría y verdad en los cantes de compás y con dignidad en los libres. Un cantaor flamenco que empieza a ser una de las claras referencias del panorama nacional en el ámbito de la ortodoxia y de la tradición.