El sentido del aire


Discos Flamencos
Juan Carmona
Harmonia Mundi. 2010
Pablo San Nicasio Ramos


Es francés pero da el pego de jerezano, cañorrotero o trianero por dentro y por fuera. Es más, gana en muchos aspectos a los de esas zonas porque a Juan Carmona no le pesa lo de juntarse con cualquiera, salir de su barrio y hacer música. Su filosofía de aprender de todo y de todos le ha granjeado muchos amigos, algunos excelentes músicos, y eso se nota en lo que hace. Vean el palmarés y luego me dicen.

Galardonado en numerosos concursos de guitarra, primera señal, este francés de origen andaluz pero no emparentado con la legendaria saga homónima, tiene poder.

De la mano de “Paquete” en tareas de producción, Juan Carmona se ha rodeado de una nómina de colaboradores que da más quilates aún a este “Sentido del Aire”.
Mirando los créditos uno encuentra gente paquera y morentiana a más no poder, es decir, de lo más flamenco de la gitanería y “payería” actual: “Piraña”, Montse Cortés, Duquende, Tino de Geraldo, Piculabe, Bandolero, Joaquín y Carlos Grilo…

Comienza “El Sentido del Aire” con los tangos homónimos que recuerdan en la filosofía, juego de percusiones, coros y armonías a aquellos que Paco de Lucía tituló “Me Regalé”. Destaco unas progresiones de gran resultado sonoro, técnico y flamenco cuando se llevan recorridos algo más de cincuenta segundos.

“La Estrella que me Guía”, son unas flamenquísimas bulerías que se ponen a la altura de lo más granado del género. No es broma. Cualquiera saca aquí el pasaporte a este francés… Falsetas redondas, bien coloreadas con la segunda guitarra.
Todo resulta logrado aquí. El cante de Piculabe y Loli Abadía es “para comérselo” y hasta el Grilo se siente a gusto.

“Camino de la Memoria” es una minera de primera mitad vicentera, pero hecha muy bien. Las influencias en este guitarrista son evidentes, pero está todo tan cuidado y es tan difícil llegar a ese sitio que no se le da apenas importancia. Imponente y de suma belleza resulta la segunda mitad, a compás de tres, con un motivo inteligente y el coloreo infinito de Bernardo Parrilla al violín.

En las gachís debía estar pensando Carmona al hacer “La Gachí”. Interesante y picante rumba de un nivel comparable a las de los grandes. Asúmanlo, sí, y es de Lyon.

“Soleariyas” mete por soleá un motivo inicial muy clásico. Decelera la guitarra para afrontar la guitarra un terreno que a otros muchos resultaría pantanoso. Y a pesar de tener una influencia netamente cordobesa tirando hacia Guadalcanal (habría que debatir un día lo bueno o lo malo del asunto), Juan Carmona puede decir con la voz más alta posible que toca por soleá como el que más.
Es un acierto de nuevo, creo, acelerar el compás del final y añadir coros.

Por siguiriya “Juanelo”. De la filosofía en la introducción y la melodía inicial de “Luzía”, el toque evoluciona por los derroteros que Juan Carmona quiere y se convierte en una luminosa pieza de gran dificultad, donde la mandola, el cante de Juañares y los tibios coros ayudan mucho.

Con Juan Carmona rodeado de paisanos al bajo y el Duduk está presentado el bolero-balada-canción “Brijindia”. En la filosofía de boleros presentados en otros discos de la última década, este tema tiene recuerdos a Vicente, a Riqueni, a un jazz evolucionado y a los guitarristas que saben poner el dedo. Qué sonido tiene Juan Carmona, señores.

De nuevo por bulerías, “Los Migueletes”. Técnicamente impecable. Lo de los concursos de guitarra a veces huele mal, pero sólo cuando se barre mucho para casa. En este caso la cosa estaba bastante clara. Arrasó.
En Jerez ganó su primer concurso apenas recién llegado y a Jerez huele esto, pero a base de bien. Se quedó diez años por allí.

Y unos ¡¡Campanilleros!! Seguro que estos le gustarían a la recordada “Niña de la Puebla”. Aunque solo fuera por recordar un cante capital para la memoria de este arte, un ole para Juan Carmona.
Y otro para ese Duquende, qué ojo tenía Camarón.
Con todo, el cierre me parece una declaración de intenciones del guitarrista. El disco es flamenco, sí, pero tengo en la cabeza ideas jazzeras de lo más convenientes. Qué bueno es saber colocar los detalles.

Es Juan Carmona un guitarrista capaz de mirar de tú a tú a cualquier colega nacional. Por técnica, por recursos armónicos, por saber estar en cualquier escenario, por premios ganados a sangre y fuego y por discografía. Este es su noveno disco en solitario, no se olviden.