Con pocas palabras


Discos Flamencos
José Manuel Castillo
Azotea Records. 2015
Antonio Nieto Viso


Dentro de la colección Flamenco y Universidad que desde hace muchos años viene publicando la Universidad de Sevilla, está comprendido el Volumen XXVII con los cantes de José Manuel Castillo, natural de Mairena del Alcor, que en la actualidad es coordinador del Aula de Cultura de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad de la capital hispalense, que el pasado año 2015 pasó por el estudio de grabación acompañado por los guitarristas Antonio Bonilla, Paco Escobar, Rafael Hoces, la violinista Elisa Prenda, y lospalmeros y jaleadores Carlos Guillén, Liborio Sosa y Manolo Bustos.



Previamente, las letras compuestas por nuestro querido amigo José Cenizo Jiménez y J. M. Castillo completaron todo lo necesario para dar alma y vida a este Cd. eminentemente andaluz.

En los siete temas aquí comprendidos, comprobamos como el flamenco va evolucionando sociológicamente sobre la base de la tradición como consecuencia de otras vivencias muy distintas a las que les tocó vivir a los artistas creadores a lo largo de los dos últimos siglos.

Este trabajo discográfico del cantaor José Manuel Castillo, está muy bien elaborado, salvo la granaína-malagueña, que carece de la perfección de las curvas melódicas en el cierre de los tercios. Tampoco estoy muy de acuerdo con la soleá apolá con el que cierra el Cd.

Nos dan la bienvenida el extraordinario violín de Elisa Prenda y las buenas falsetas de la guitarra de Rafael Hoces, ambos instrumentos lucen junto al cantaor con la petenera de Medina y de La Rubia de Málaga, en el que sobresale el juguetillo de remate creado por José Manuel Castillo.

El profesor de literatura Cenizo Jiménez con su sapiencia ha sabido dar el mensaje expresado por tientos para condenar las guerras y sus injustas consecuencias. No quiero que se me escape la alta calidad musical en el acompañamiento del guitarrista, el también profesor de filología y buen amigo Paco Escobar, que en la granaína malagueña suena muy bien, un toque clásico hecho flamenco que pocos saben utilizar a la hora de acompañar.

Las sevillanas que ocupan el cuarto lugar, vienen a poner de manifiesto la perfecta ejecución del cantaor midiendo todos los tiempos del compás. Son sevillanas lentas, para bailarlas en el Real de la Feria para lucir la belleza de la mujer con su traje de flamenca. Un cante genuino que también se ha modernizado ralentizando los movimientos a la hora de bailar.

En mi opinión, sobresale de entre todo lo que hemos escuchado, la farruca, que ha sido reverdecida para refrescar la memoria, ya que se utiliza poco por los cantaores en la actualidad.

Letrista, cantaor, y guitarrista, han sabido sincronizar la serrana y la liviana para que el aficionado pueda distinguir la diferencia de matices de ambos estilos, lo mismo que le ocurre al polo y a la caña.

El punto y final lo firma con su voz José Manuel Castillo con la soleá apolá, que afortunadamente va ganado adeptos entre los jóvenes.