Actuaciones Históricas


Discos Flamencos
Fosforito
RTVE Música, 2006
Marcos Escánez Carrillo


Lo de Fosforito es un fenómeno digno de estudio, pero de un estudio profundo. Un estudio que rezume sinceridad y rigor. Porque estamos acostumbrados a que todo lo que de él se escribe se resuma en una retaíla de adjetivos cariñosos y sublimes exaltaciones, pero con un superficial y efímero análisis. Yo creo que hasta a él mismo debe de cansarle tanto halago. Y es que, estoy convencido de que a veces confundimos el respeto a nuestros mayores con la devoción religiosa al mito.

A saber :

El momento en que Fosforito se destapó como cantaor, allá por 1956, el panorama no era especialmente halagüeño. Los flamencos han estado abogando por el final de este arte desde el principio de los tiempos. El caso es que con unas expectativas de futuro pobres, apareció un joven avezado, con un cerebro de esponja y ganas de agradar. Una bocanada de aire fresco para el flamenco, savia nueva, que además se entretenía en recabar y rescatar cantes casi olvidados.

Un joven bien parecido y bien avenido, que supo convencer a quien tenía la fortuna de conocerle. De esta forma, despertó los oídos de los más jóvenes, que escuchándole aprendieron a diferenciar un zángano de Puente Genil de una Jabera, que se iniciaron en la sensibilidad hacia el cante sentido por soleá o desgarrado del taranto, aunque éste, siempre a su forma. Es un dato objetivo que un porcentaje muy elevado de los aficionados que ahora cuentan 55 años o más, responsabilizan a Fosforito de su afición.

Otro aspecto destacable de su perfil, es su carácter esencialmente rítmico. Algo tan sumamente infrecuente en los cantaores de etnia castellana (payos, para entendernos). Fosforito ha impreso ritmo hasta por Malagueñas...

Nuestro artista no perdió el tiempo. Con una inestable industria discográfica tuvo la habilidad de saber abordar una serie de proyectos que en definitiva, eran complementarios los unos de los otros, hasta que toda su obra se configura como una excepcional antología del flamenco. No me refiero sólo a la que grabó con Paco de Lucía. Esta antología de cuatro LP’s, forma parte de un todo antológico e irrepetible.

Para ello dedicó gran parte de su carrera, sobre todo al principio, a recopilar información y cantes de toda la geografía andaluza. Este es uno de sus más importantes y atemporales valores. No perdamos de vista que por su edad ha sido, junto con Valderrama, puente generacional entre la hegemonía de Mairena o Caracol y la de Camarón o Morente.

Y al final, nos encontramos con uno de los cantaores más largos de la historia. Y nos basamos para ello en su obra discográfica, que es una referencia obligada para la flamencología.

Su importancia no ha pasado desapercibida a nadie. Este cantaor, sin pretenderlo, ha permanecido durante más de 30 años en el pensamiento de los aficionados cuando estos discutían sobre la persona idónea para entregarle la llave de oro del cante. Al final se la dieron, aunque ya no sea ni la sombra de lo que fue. Pero bueno, también se la concedieron a un Camarón ya finado...

Y entre sus logros contamos el aparecer en la lista de los “40 principales “, con su rumba “Libre quiero ser”. Un hito histórico en la historia de este arte y un paso definitivo en la conciencia colectiva, que empezaron a entender que puede existir un flamenco para mayorías.

Es indudable que todos estos datos sitúan a Fosforito en la tribuna de la hegemonía flamenca. Y creo que nadie pone en duda el trabajo, la entrega, la valía y por qué no decirlo, la suerte de nuestro protagonista. Otra cosa es el devenir del tiempo y sus inclemencias. Para Fosforito debe ser especialmente duro ser ahora reconocido y galardonado por su carrera artística, y no poder ejecutar sus formas cantaoras como antaño, pese a atesorar más conocimiento y más gusto que nunca.

Antonio Fernández Díaz ha cantado siempre por encima de sus posibilidades. Así ha entendido el cante flamenco, así lo ha desarrollado y así lo ha sufrido. Sus problemas con la voz han sido una constante en su carrera, y hace muchos años que escucharle cantar se ha convertido en una experiencia agónica. Y aunque nadie se lo ha dicho, él lo sabe, porque si hay un buen aficionado al flamenco es, sin duda, este cantaor. Al final nos encontramos con la dualidad humana y malentendida de considerar la honestidad como sostén suficiente de la dignidad, cuando en realidad son dos cosas distintas y distantes.

Y la verdad es que es extraño que nadie se lo haya dicho, porque él sí ha sido duro con los compañeros que no comulgaban con su forma de concebir la carrera profesional de cantaor flamenco.

Otro dato objetivo es que no podemos hablar de una escuela Fosforera. Una circunstancia también infrecuente en la historia del flamenco, ya que personajes con el calado histórico de Fosforito, equiparable a la figura de Caracol, Mairena, Marchena o ahora Morente, cuentan con una caterva de seguidores que comparten el gusto por las formas flamencas que ellos crearon. A Fosforito se le cuentan muy pocos seguidores y algunos de ellos, sólo lo siguen en determinadas etapas de su carrera artística. Es decir, que en caso de considerar su estética desde este punto de vista, sería razonable sostener que se trata de una huella superficial, que no perdura en el tiempo.

Este disco, viene a confirmar todo lo expuesto en este texto en cuanto a la importancia de Fosforito para el arte flamenco. “Actuaciones Históricas” es una joya de incalculable valor. Seguramente, lo que le faltaba a la magna obra discográfica del maestro pontonés.

El artífice ha sido Antonio Nieto, encargado durante muchos años del archivo de Radio Nacional de España y buen aficionado, que ha podido rescatar estas grabaciones en directo que RNE hiciera en su día, entre 1970 y 1985, y depositarlas en este doble soporte digital, que acompaña un interesante libreto sobre la obra de Fosforito.

Una fiel recopilación del repertorio de aquella época, y en algunas de las mejores condiciones de voz del Maestro, son el mejor eje de toda una trayectoria y un perfecto homenaje a su arte. Una excepcional forma de recoger la esencia de la más reciente llave de oro.