A mi tempo


Discos Flamencos
Marina Heredia
Chesapick, 2013
Marcos Escánez Carrillo


Marina Heredia es una cantaora de primer orden. En su trayectoria artística siempre ha prevalecido la coherencia y la humildad. El deseo por hacer las cosas bien. Seguramente por eso le ha costado llegar a tener nombre propio en la primera línea de flotación del flamenco. Su proyección siempre ha sido creciente, y de forma paralela ha crecido su afición y su curiosidad, que obedece a los criterios que marcan la diferencia entre lo suficiente y lo sobresaliente.

Por eso, reseñar un disco de Marina es un reto para cualquier crítico que no imposte su opinión. Y para mi, debo confesar que es un regalo de los escasos que me proporciona esta actividad.


José Quevedo el Bolita, es quien produce, que recién ha ganado el premio Flamenco Hoy 2012 como mejor productor, Paquito González se encarga de la percusión y los guitarristas son el mismo Bolita, Diego del Morao y Miguel Angel Cortés. ¡Ahí es nada!.

Este disco titulado “A mi tempo”, bien podría llamarse “A mi aire”, porque además de ser un concierto en directo de nuestra artista, contiene un repertorio muy de su gusto, de identificación personal y de auto-disfrute. El arte por el arte. Así es Marina. Un valor seguro en los cantes tradicionales, siempre con alguna incorporación que supone crecimiento y sorpresa, siempre entregada, siempre emocionante, siempre generosa, siempre artista.

Desde el principio se mete en profundidades, esta vez por Milonga, con la que amplía su repertorio habitual. Es una fiesta escuchar ahora este cante tan bien arregladito con una guitarra como la de Miguel Angel Cortés, un maestro en estas lides. Marina se estrena por aquí demostrando que podría ser una veta a explotar con mucho recorrido; pero luego aborda la bulería por soleá con la guitarra del Bolita y Diego del Morao, y entonces, uno piensa que Marina tiene la obligación de moverse en estos territorios. El temperamento, el gusto, la fuerza y la esencia. Improvisar por aquí le resulta sencillo, la entrega le sale sola.

Por los fandangos de Chocolate se pasea con solvencia y elige letras emotivas que zarandean el alma. La sorpresa mayor es la seguiriya, porque Marina aquí se muestra como una cantaora madura, hecha y fraguada, en los estilos de la Cherna (con la referencia de Camarón) y uno de los cambios de Manuel Molina.

Otro cante que nunca había escuchado en la voz de Marina era la caña y el polo. Para esto se hace acompañar de toda su artillería guitarrística, y llegan a avasallar el oído. La hibridación de estos dos estilos y el remate los aprende directamente del Maestro Morente. Todo muy a compás, con mucho sentido y verdaderamente disfrutable en el audio, aunque en vivo debió ser fascinante.

Canta un cuplé por bulerías homenajeando a Adela la Chaqueta. Otra veta para explotar y que muchísimos artistas malagueños utilizaron para conquistar a un público turístico y fácil de seducir. Marina tiene sello por aquí, porque su tesitura de voz le permite crear la tensión necesaria y tiene el genio que este tipo de composiciones necesita. En este mismo modelo aborda una rumba que hace un homenaje a Bambino con la colaboración de Mónica Naranjo. Aquí, por aquello de que es posible la comparación con una voz espectacular, podemos comprobar la calidad y la potencia de la voz de Marina, aunque personalmente me llama mucho más la atención su capacidad interpretativa y su facilidad para llorar el cante.

Sigue otro homenaje. Esta vez a Morente y por tangos. Sin duda, en este palo Enrique puso el listón creativo verdaderamente alto, y como gran aficionada que es, nuestra cantaora lo sabe y hace un repaso por algunas de las creaciones del Maestro. La elección es una muestra de elegancia y saber, y el resultado final es una joya que reaviva el recuerdo y que despierta los sentidos.

Y termina con otro homenaje a Camarón. Se nota aquí que este artista es el que más ha trabajado Marina. El que tiene mejor cogido y más somatizado. Hasta el punto de que las bulerías de Camarón suenan a nuevo en su voz, que incluso introduce giros y enfatiza matices de algunas melodías.

El timbre de la voz de Marina es cálido, envolvente, aterciopelado y por encima de todo, flamenco. Sabe medir los quiebros de la voz y ajusta perfectamente la expresión. Es, en definitiva, una de las voces más señeras que tenemos en el flamenco, por su juventud una artista con excelente proyección, y con este disco consolida el grado de madurez que ha dejado patente en los conciertos de los últimos años.