UN ESTRENO INTERESANTE CON SABOR A TRADICIÓN RENOVADA
Guillermo Salinas, joven profesor de Música y Doctor en “Estudios avanzados de flamenco” (Universidad de Sevilla), presenta al mundo su primer trabajo discográfico con la misma ilusión de un niño pequeño que estrena zapatos o balón nuevo. Y se nota en la combinación sonora y en la estética del disco. Ha elegido una gama reconocible de estilos y les ha dado una nueva revisión personal, elegante y atractiva: tangos, fandangos, granaína, rondeña, soleá, alegrías, taranta, bulerías y “Witches dance”-un regalo de belleza musical-.
A otro maestro, Riqueni, creemos que se evoca en el siguiente corte, “Sueña el Darro”, una granaína canónica, íntima, sugerente y evocadora, con precisos e imprescindibles trémolos que definen a este estilo. Uno de los temas más logrados.
Seguimos con la rondeña, estilo que no podía faltar en un compositor de guitarra flamenca. “Jameos del agua”, de brillantes trémolos y perfiles decorados con la viola de José Villafuerte y el chelo de Beatriz Ortiz. Un animado final da luz a este tema que intenta evocar los Jameos, una maravilla natural volcánica de la isla de Lanzarote.
Otro tema que nos seduce especialmente es “A mi madre”, soleá. Excelente la introducción y los trémolos de nuevo, tan del gusto del compositor. Combina en la voz de Sara Corea, con desgarro interpretativo, dos letras, una tradicional -“A la madre de mi alma / lo que la camelo yo, / siempre la llevo presente / metía en el corazón”- y otra de Guillermo -“Por qué te fuiste de mi vera, / por qué no podremos juntos / pasar esta primavera”-, ambas fe de amor profundo a la madre buena.
Saltamos a las alegrías, “Zahara”, aires gaditanos de buen pulso, poderosos, evocando las tierras de Tarifa. Y luego nos vamos a Levante y a la serenidad con la taranta “El Antolín”, con pasos ceremoniosos subrayados por la viola y el chelo de nuevo.
Como indicábamos al principio, el penúltimo corte, “Witches dance”, es una delicia musical, con un fraseo logrado y estribillo atangado, acompañado de la percusión de Luis Dorado. Un ejemplo de la creatividad de Guillermo.
Cierra la obra, cómo no, la bulería, o las bulerías “Vámonos”, digno cierre para un disco fruto de un trabajo concienzudo, tradicional y renovado, personal y con huellas de grandes maestros, en un modesto pero firme e interesante regalo a los aficionados a la buena música, al buen flamenco, a la vida y a la ternura de las cosas que importan: la amada geografía andaluza, la madre querida, el amor, los acordes eternos del flamenco… Complementa la entrega un folleto con buenas fotografías de Jesús López y relación de los temas y letras. “A mi madre”, título de un tema, de la obra y a la vez dedicatoria, es un estreno a tener en cuenta por su meticulosidad, frescura, fondo flamenco y variedad.
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