La luminosa sombra de Farruco


Opinión
José Cenizo Jiménez

José Cenizo Jiménez


Espectáculo: Farruquito rinde homenaje a Pilar Montoya La Faraona. Lugar: Teatro Lope de Vega, Sevilla. Entrada: Lleno. Elenco del 19 de mayo de 2017: Al cante: Antonio Villar, Mary Vizárraga, La Tobala, Guillermo Manzano, Enrique El Extremeño, Juan Villar, El Pele, Pepe de Pura. Al baile: La Farruca, África de la Faraona, El Carpeta, Pepe Torres, El Barullo, Farruco, Farruquito, Manuela Carrasco. Al toque: Andrés Hernández, Sócrates, José Gálvez, Pedro Sierra. Sonido: Gaspar Leal. Luces: Luis Gascón. Producción: Daliris Gutiérrrez. Diseño gráfico: Eduardo Cárdenas.



No es fácil reunir a tantos artistas de estirpe, tan buenas cepas del cante, el toque y el baile. Farruquito lo ha hecho para este espectáculo enfocado como intenso homenaje a si u tía Pilar Montoya “La Faraona” (1960-2015), hija del gran Antonio Montoya El Farruco. Hasta ha compuesto un poema que comienza definiendo el carácter canastero de la artista: “Gitana entre las gitanas, / canastero hasta el andar / semblante de reina mora, / morena y aceituna”.

La sombra luminosa de Farruco y su escuela es, por suerte, alargada, y su sello muy reconocible, lleno de fuerza y de magia, de una originalidad que lo hace perdurable y que su familia, ahora con Farruquito como insignia, lleva por todo el mundo cosechando el éxito debido a quienes hacen del flamenco una forma de vida y una forma de expresión llena de empuje, intensidad, carisma, potencia, coraje, vitalidad.

El espectáculo, de más de horas, es una sucesión de actuaciones de los diferentes artistas convocados. Sólo al final aparece Farruquito, por alegrías, pues la noche no iba de él, sino de su familia en torno al recuerdo de La Faraona.
Merced a la invitación realizada, con acierto, a artistas de la talla de El Pele, Pepe Torres, Juan Villar, Manuela Carrasco o Pedro Sierra, la obra cobra inmediatamente un valor añadido. De hecho, destacaríamos, entre tanta lucidez flamenca vista, el romance que canta El Extremeño a la simpar Manuela Carrasco (con pocos movimientos deja su huella, sin estridencias ni aspavientos, con elegancia), el sonido puntual y logrado de la guitarra de Sierra, la entrega del Pele a lo largo de varios momentos del espectáculo (soleá y luego soleá por bulería para El Carpeta, con unas ganas enormes de cantar desde el principio al final), la buena nueva de ver a Juan Villar con sus creaciones, o, desde luego, la entrega constante y certera de Pepe de Pura desde atrás, una garantía.

Pero la noche dio para mucho y se sigue con interés entre los alardes -canasto en mano- de África de La Faraona, la buena voz de La Tobala, el magisterio de Pepe Torres, o, desde luego, y lo destacamos, la elegancia y dominio técnico y la entrega de los de casa, los Farruco, destacando, en nuestra opinión, esta vez, la excelente actitud del Farru por seguiriyas. Un homenaje, en fin, entre flamencos de calado para una flamenca, una gitana que lo merece. Como dice Juan Vergillos en el programa de mano, La Faraona hacía un baile “lleno de fuerza y confianza en la propia capacidad de transmisión”.