Tejiendo lunas


Discos Flamencos
Laura Vital

José Cenizo Jiménez


LAURA VITAL, VITAL EN EL FLAMENCO DE HOY

José Cenizo Jiménez

CD “Tejiendo lunas”, de Laura Vital. Cante: Laura Vital. Guitarras: Eduardo Rebollar, Manolo Franco, Niño de Pura, David Chupete, Sócrates Mastrodimos, Rafael Riqueni. Violín: Jamal Ouassini. Piano: Jorge López Lechado. Percusión, batería, castañuelas, coros, palmas y jaleos: David Chupete, Carmen Ledesma, Nano de Jerez, Chicharito de Jerez, Gregorio Fernández, Arsenis Nasis, Edu Hidalgo, José Antonio Alvarado, Juan Carlos Vergara de “la María”. Percusión árabe: Chiqui García. Teclados: Alejandro Cruz Benavides. Rap: Miguel Rodríguez. Ney: Stavros Pazarentsis. Bajo: Andreas Kostopoulos. Letras: José María Velázquez-Gaztelu, Manuel Márquez de Villamanrique, Miguel Escobar, Juan Bautista Herranz Quinteto, Dionis Tsaknis, Eduardo Domínguez Lobato, José Luis Rodríguez Ojeda, la propia Laura Vital y popular.



Estamos ante una artista, sobre la que ya escribimos la oportuna reseña con motivo de la presentación de este disco en el ciclo de Flamenco de Cajasol de Sevilla, en plena madurez. Asume y muestra la tradición en plenitud de estilos y variaciones personales (tonás, soleares, granaínas, fandangos, bulerías, etc., con ecos de Chacón, La Perla de Cádiz, Mariana Cornejo, María Vargas, La Sallago y otras voces señeras e imprescindibles).

Una lección bien aprendida -decíamos entonces- que no está reñida con una suerte de innovación, de gozoso atrevimiento, de búsqueda de encrucijadas donde alumbrar la belleza y el gozo de emitirla y recibirla. Combina armónicamente y con lucidez y maestría los sonidos puramente flamencos con las melodías hermanas de la música romaní, griega o marroquí. No hay pérdida de identidad ni de emoción, todo lo contrario: Laura armoniza las crianzas musicales con garbo, seguridad, belleza, plasticidad, elegancia. Sabe estar como pocas además en el escenario, como artista total: dominadora de los estilos, simpática con público y elenco, con los brazos y los abrazos abiertos luminosamente.

Estas palabras decíamos de la presentación y ahora nos sirven de pórtico para hablar de nuevo sobre el disco en sí, “Tejiendo lunas”, fruto de una ardua labor de investigación musical, acompañada de un nutrido grupo artistas -los hemos señalado arriba- de calidad contrastada y variada procedencia musical. Junto a Laura, hemos de destacar en la labor de producción y artística, al guitarrista Eduardo Rebollar, verdadero coartífice de la obra, incluso fotógrafo aquí, pues vemos que es el autor de las fotos de portada y contraportada, donde aparece Laura con planta de artista en una pose inmejorable.

Un trabajo compuesto por once temas, caracterizado por la variedad de estilos, de clasicismo y de innovación: “Tejiendo lunas” (canción romaní y tangos), “Cantar del Albaicín” (granaína y media granaína), ““Despertar” (fandangos), “Espejito de cristal” (soleá y moashara), “Telarañas” (toná, debla y seguiriya), “La canción de los gitanos” (una canción preciosa de Dionisis Tsaknis, que hemos escuchado antes en versiones de Yasmin Levy o Remedios Silva), “Casa Bigote” (rosas), “Tu querer” (malagueña), “La ciencia del querer” (zarabandas), “Mujeres de sal” (bulerías), y “La nana de Victoria” (nana).

Abre la obra “Tejiendo lunas” (canción romaní y tangos), tangos con aires de Granada, hechos con alarde instrumental, festivos, gozosos, que nos recuerdan a la maestra Carmen Linares.

“Cantar del Albaicín” (granaína y media granaína), es una muestra de dulzura, suavidad, profundidad, puro terciopelo sonoro, alargando los tercios melodiosa y armoniosamente, sin estridencias hasta lograr una pieza destacable.

“Despertar” (fandangos), de Huelva, con instrumentación y estribillo, parsimoniosos, luminosos, con un espléndido, brillante toque de Niño de Pura.

“Espejito de cristal” (soleá y moashara), soleares trianeras, con Eduardo Rebollar aportando todo su sabor y esencia, solera y temple, toda la tradición que no se acaba, por derecho, transmitiendo ambos autenticidad.

“Telarañas” (toná, debla y seguiriya), con cierta instrumentación, hasta castañuelas, y más, un rapero haciendo una pincelada de modernidad al final. Nos quedamos de todas maneras con las nueces más que con el ruido, con la interpretación de Laura.

“La canción de los gitanos” es una canción preciosa de Dionisis Tsaknis, con preciosos trémolos de Sócrates y arpegios de melodía penetrante, en una interpretación que borda Laura, digna de ser llevada a todos los confines.

“Casa Bigote” (rosas), con un bravío y acertado Rebollar a la guitarra, cantando esta vez Laura a su tierra gaditana, Sanlúcar en la letra y en la sangre, aquí en un cante seguro, alegre, lleno de sal y de sol.

“Tu querer” (malagueña), sobrias, con un Riqueni ejemplar como siempre. Una “mellizada” honda y jonda, con una letra amorosa: “To los días al levantarme / solo pienso en tu querer, / y a la hora de acostarme, / me duermo pensando en él / y es que no puedo olvidarte”.

“La ciencia del querer” (zarabandas), un estilo que se hace poco, embellecido aquí con unos picados ágiles y perfectos de Niño Pura, dueño de la velocidad y la precisión. Laura domina este aire abandolado, llevando el cante con su habitual musicalidad y entrega.

“Mujeres de sal” (bulerías), con el impagable Manolo Franco, es un recuerdo y homenaje a Cádiz y a artistas como su querida Mariana Cornejo.

Y, por último, “La nana de Victoria” (nana), “zambreada” al lado del piano, intensa, lorquiana en su canon musical, íntima y atractiva.

Todo en este disco está bien hecho, trabajado, acrisolado, de belleza consoladora, de mil formas de decir lo jondo, aunando músicas y músicos del flamenco y de otras músicas (hasta se asoma una pincelada de rap). Incluso nos ofrece un folleto con información completa de letras y artistas que participan en cada corte. Una obra que será sin duda recordada y premiada como un hito del año y de la década. Le pone así a la artista el listón muy alto, pero de seguro que sabrá con el tiempo avanzar aún más en esa dirección. Destacamos de manera especial las intercalaciones de cantos árabes y griegos, brillantes; la malagueña del Mellizo; las rosas al compás entregado de Rebollar; la citada canción de los gitanos y, por supuesto, la nana, con el piano de Jorge López Lechado, con Falla y Lorca en la memoria musical, nana que en la presentación citada cantó a pie de escenario junto a su padre José Vital “El Caramelo”, un alarde de sentimiento y sabor. Otro acierto de este disco es el conjunto de letras, a cargo de reconocidos letristas y poetas como José Luis Rodríguez Ojeda, José María Velázquez-Gaztelu, etc. Como dice este último en el folleto, la audición de este CD “nos transmite de inmediato la sorpresa jubilosa del hallazgo y la fascinación del deslumbramiento”, fruto, como dice y sabemos, de muchos años de elaboración (de los artistas pero también del discurrir de los tiempos). Hallamos aquí, “una poética de lo exquisito”, y no podríamos definirlo mejor que con estas palabras del poeta y maestro de la información y crítica de flamenco Velázquez-Gaztelu.

Recomendamos, pues, con toda fuerza, este trabajo de una voz vital para el flamenco de hoy, con un aura de sentido flamenco y de presencia artística, de simpatía personal dentro y fuera del escenario que nos hacen sentir su música como música de ensueño, aura vital, puro vitalismo: Laura Vital.