Conferencia


La Petenera, entre la Serrana y la Soleá

Lázaro Quintana, de la Isla de San Fernando (Cádiz), era hasta hace poco siete renglones y medio en el DEIF. Hoy, gracias a los importantísimos trabajos de Juan Rondón (“Cuando sale la Aurora”. Jimena. 2003, y “Peteneras de tropicales gaditanías”) podemos con fundamento situarlo, junto a Frasco el Colorao (trianero, creador de la Seguiriya), entre las fuentes primordiales del flamenco «tal como hoy lo entendemos» (en decir de Ortiz Nuevo), engrandecidas luego y fijadas por Silverio Franconetti. El “Diario Mercantil” del 5 de Abril de 1827 da noticia de que, en fiesta pública, en calle Compañía, 10, de Cádiz, Lázaro, después de cantar las seguidillas [livianas] de “Pedro Lacambra”, y otras seguidillas, éstas para acompañar el baile, hizo como cante «de alante» la Petenera americana. Quedan así confirmadas, por documentación indubitable, ciertas proposiciones de nuestra obra “Flamenco de Ida y Vuelta”. Sevilla 1992 (M. Espín, R. Molina). Rondón maneja igualmente un antiguo son jarocho veracruzano (México), grabado por el grupo ''Zacamandú''... (donde Antonio García León 'Griego' canta “La petenera se ha muerto...”, y es respondido en alternancia “Soleá, ay Soleá...” por Adriana Cao.) Juan Rondón vincula también a Lázaro Quintana con los inicios de la serrana flamenca (de la cual la liviana de Lacambra sería sólo el cantecito de introducción). Una antigua tradición, que nos llega por Paco Toronjo, desde Pepe Pinto, y a éste muy probablemente por Arturo Pavón, quien la recibiría del Niño Medina, usa a la petenera como macho de remate del cante por serranas. Este uso, hoy raro, pero suena «muy natural», data de los tiempos de Lázaro, cuando María Borrico no había acuñado aún su seguiriya de cambio “Dice mi compañera”, que hoy se usa. Nada sorprendente, si hay que conceder a este Quintana el aflamencamiento de livianas, serranas y peteneras. Una escucha detenida de la letra, música y estructura de la vuelta o estribillo del son Jarocho citado (“Soleá, ay soleá; soleá si me quisieras”) la pone en evidente relación con la Caña del Fillo (gran amigo de Quintana, quien asistió al funeral de aquél) tal como la interpretó Naranjito de Triana para TVE; y con la soleá de Juan Breva (“Me hubiera muerto de hambrie...”); y con la soleá petenera, en sus distintas versiones, muy especialmente en la que dejó registrada Flores (“Lo que pasó en Veracruz...”) en emisión de radio de la SER de Algeciras, y hoy incluída en CD con el libro del citado Rondón “Charlas con Flores el Gaditano”. Con este material es posible precisar hoy, por fin, el orígen del cante por soleá.
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Romualdo Molina